El Madrid se asoma al precipicio
La derrota de los blancos ante el Tau les complica su presencia en la fase final de la Copa
Sin aire y moribundo. Así se quedó el Madrid tras caer ante el Tau, en lo que fue una derrota con tanta pinta de decisiva que puede dejarle sin disputar la Copa. Fuera por el cansancio acumulado, tras el choque del jueves ante el Tofas, o porque el Madrid no está para demasiadas heroicidades, el caso es que el conjunto blanco fue incapaz de aprovechar su explosiva aparición en el partido, cuando consiguió ventajas que anunciaban paliza.No hubo paliza ni nada que se le pareciera. Porque a día de hoy, al Madrid le da lo mismo que Brent Scott consiga 18 puntos y atrape 11 rebotes. O que Herreros haga 10 y 10. Al Madrid le da lo mismo, en fin, el hecho de que el inicio de la faena por parte del Tau fuera un horror, impropio no ya de un equipo de la ACB, sino de cualquiera que forme una pandilla de colegiales. De sus primeros 14 lanzamientos sólo uno encontró el aro. Se pasó nueve minutos con dos puntitos en su haber.
El Madrid lo debió ver tan fácil que se dejó llevar. Pudo alcanzar una diferencia escandalosa, de récord. Pero no pudo. O quizá no quiso, que la falta de concentración empieza a ser algo enfermizo. Se apiadaron los de Scariolo y no estuvieron por la labor de hacer sangre. Alcanzaron una máxima renta de 11 puntos (13-2) a los ocho minutos, pero bastó que Espil afinara la puntería y que el TAU echara mano de algo tan antiguo como una defensa en zona, algo fácil, dos delante y tres detrás, para que el Madrid se desbaratara.
Que el Tau lo fallara todo, con la excepción apuntada de Espil; que Scott se fuera una y otra vez de Oberto; que Bennet no pudiera echar a volar su imaginación como acostumbra. Nada de eso le sirvió al Madrid, al que podían la ansiedad y el cansancio. Entró en cancha Alberto Angulo, una reaparición inesperada, dado que hace un par de semanas aún se ayudaba de muletas para caminar, con lo que resultaba evidente que él no iba a ser la solución. Y no lo fue.
El Madrid era todo disciplina en perder posesiones, hasta 15 en todo el partido y el Tau se despertó a lomos de un Espil fantástico. Gracias a él las diferencias en el marcador pasaron a mejor vida y el Tau se puso por delante, 26-27, a cuatro minutos del descanso, al que se llegó, sin embargo, con una mínima ventaja a favor del Madrid (37-35).
En la reanudación la historia se repitió punto por punto, aunque con una diferencia sustancial: los papeles se cambiaron. Ahora le tocaba al Madrid fallarlo todo -dos puntos hizo en seis minutos- y el Tau no fue capaz de agrandar la herida de su rival. Se mantuvo entero el conjunto blanco merced a su dominio en el rebote, consiguió 45 por 30 del Tau, y porque Iturbe, sorprendentemente, asumió la responsabilidad como si de un grande se tratara, exactamente lo contrario de lo que hizo Struelens, que ejecutó una actuación lamentable.
Pero no se escapó el Tau y a tres minutos del final la igualdad era absoluta (65-65). Y entonces se agigantó la figura del pequeño Bennet, que mantuvo la calma, se inventó un par de asistencias de lujo y cerró cualquier sombra de duda. La victoria era del Tau y el moribundo Madrid se ha asomado definitvamente al precipicio, pues sólo le queda una oportunidad, la del próximo miércoles ante el Caja San Fernando en Sevilla, para no verse por primera vez en su historia fuera de la fase final de una Copa del Rey.
La jornada de ayer se completó con estos partidos: Cáceres, 81; Joventut, 74. León Caja España, 75; TDK, 59.Cabitel Gijón, 72; Estudiantes, 69 y Cantabria, 50; Breogán Lugo, 57.
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