_
_
_
_

El Gobierno de Quebec rechaza la "ley de la claridad" de Ottawa y presenta una alternativa en la Cámara provincial

La decisión de Ottawa de no aceptar el resultado de un futuro referéndum separatista si los independentistas de Quebec obtieenen mayoría simple ha desatado una polémica que enturbia el ambiente político canadiense. El Gobierno de Quebec quiere dejar claro que no reconoce la "ley de la claridad" (que estipula que el Parlamento federal decidirá el tipo de pregunta y los votos necesarios para reconocer el resultado de la eventual consulta independentista) y ayer presentó su propia ley en la Asamblea Nacional quebequesa.Mientras, en el Parlamento federal de Ottawa, los diputados del Bloque Quebequés (BQ) continuaron tratando por todos los medios de ralentizar al máximo la discusión de la ley apadrinada por el primer ministro canadiense, Jean Chrétien, y el martes, por segundo día consecutivo, interrumpieron durante 90 minutos el proceso.

"Éste es un día muy triste. La Cámara de los Comunes está intentando negar la voluntad legítima de la Asamblea Nacional y desestimar la democracia en Quebec", dijo el portavoz del BQ, Gilles Duceppe. La introducción de la ley quebequesa que reafirma que "sólo el pueblo de Quebec tiene derecho a decidir su propio futuro" ha creado un nuevo foco de tensión en el Parlamento provincial donde se enfrentan el gobernante Partido Quebequés (PQ) y el opositor Partido Liberal de Quebec. El primer ministro de Quebec, Lucien Bouchard, quiere que su ley sea aprobada unánimemente por todos los diputados y el martes espetó al líder liberal en la Asamblea Nacional, Jean Charest: "Creo que el líder de la oposición debe decidir a quién elige: a Jean Chrétien o a Quebec". Pero Charest hasta el momento se ha negado a participar en este peligroso juego de fidelidades: ya ha dejado claro que no le gusta la "ley de la claridad" y ahora ha anunciado que se opondrá a la contralegislación que el PQ tiene preparada.

A medida que arrecia la batalla entre los nacionalismos de federalistas e independentistas, los gestos e insultos suben de tono. El ministro de Asuntos Intergubernamentales de Quebec, Joseph Facal, uno de los miembros más radicales del Gabinete Bouchard, ha calificado la ley de proyecto de corte soviético que convierte a Canadá en una prisión.

Bouchard ha dicho que la ley es como "una mancha para la tradición democrática canadiense". Y los diputados del BQ han lanzado epítetos como "fascista" y "traidor" al ministro federal Stéphane Dion, encargado de presentar la ley en el Parlamento. Por su parte, Dion ha acusado al Gobierno del PQ de querer engañar al pueblo quebequés en el referéndum con preguntas amañadas y ha añadido que los "líderes separatistas no defienden los derechos de los quebequeses".

En 1980 y 1995 el Gobierno de Québec preguntó a la población si deseaban renegociar una nueva relación política y económica con Canadá. Los independentistas se quedaron en 1980 lejos de la mayoría simple, pero en 1995 el margen fue de sólo un 0,5% de los votos.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_