Cine y fin de semana
Este fin de semana he acudido al cine como solía hacer antaño, cuando no me preocupaba si era sábado o domingo para descartar el acudir a mi espectáculo favorito. Pensé que el no ir en algunos años en fin de semana había sido una tontería. Desgraciadamente volví a encontrarme con el espectáculo mediocre y de pandereta, pero esta vez elevado al cubo; al cubo de palomitas, ya no cucurucho, cubos enormes cuyo contenido hace aún más ruido al crujir; botes de refresco sorbidos escandalosamente por adolescentes de entre 15 y 60 años. La sala parecía que había sido tomada por roedores que, sin alimentarse en una semana, habían encontrado un gran botín. Qué desgracia la de los que acudimos al cine para ver la película, para disfrutar de una pantalla inmensa con un sonido envolvente; qué desgracia no poder ir los fines de semana porque los hambrientos no han salido comidos y lavados de casa. Los amantes del cine rogamos a los exhibidores que limiten la entrada de víveres a las proyecciones.- . .
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