_
_
_
_
FÚTBOL 15ª jornada de Liga

El Calderón reclama soluciones

Un grupo de hinchas se encara con Gil tras el partido, y unos 300 arrojaron piedras a los coches de los jugadores a la salida

Primero fue en el palco de autoridades, apenas Japón Sevilla señaló el final del encuentro: los abonados que ocupaban las localidades vecinas se giraron y comenzaron a increpar duramente al propietario del Atlético, Jesús Gil, quien les contestó, demandándoles que sean "verdaderos atléticos". Poco después, en la puerta número 6 del Estadio Vicente Claderón, unos 300 aficionados, muchos de ellos integrantes del grupo ultra Frente Atlético, esperaron la salida de los jugadores, que se retiraban cada uno por su cuenta en sus respectivos coches.La salida de los futbolistas se convirtió rápidamente en un calvario, en una escena policial poco relacionada con el fútbol. La policía había decidido desplazar hacia allí la mayoría de sus agentes, pero el dispositivo de seguridad no pudo evitar que los aficionados, enfurecidos por la octava derrota de su equipo en lo que va de Liga, arrojaran piedras y todo tipo de objetos contra los coches de los jugadores del Atlético, al mismo tiempo que les gritaban "mercenarios" y otro tipo de consignas de similar calibre.

Más información
El Atlético naufraga frente a ocho

Afortunadamente no hubo que lamentar víctimas. Tan sólo el coche del yugoslavo Veljko Paunovic resultó impactado por uno de los proyectiles que arrojaban los hinchas.

El partido de ayer pareció colmar la paciencia del aficionado atlético. Si bien concurrieron a ver el partido contra el Valencia muchos más espectadores que el jueves pasado, cuando el Atlético venció en un partido horroroso al Wolfsburgo alemán (unos 30.000 ayer, frente a los poco más de mil del otro día), los asistentes reaccionaron en lo que ha sido una sentencia lapidaria contra la gestión de la temporada que están realizando, en el nivel directivo la familia Gil, y sobre el terreno de juego el entrenador Claudio Ranieri y los jugadores.

Tras el partido de ayer, los aficionados no sólo pitaron al equipo y entonaron cánticos contra toda la institución: el campo del Calderón quedó sembrado de almohadillas, y los coletazos del disgusto alcanzaron incluso a Jesús Gil. En un diálogo un tanto surrealista, Gil se encaró con los aficionados que le pedían medidas urgentes -le aconsejaban incluso que dejara de pagar a los jugadores-, y los reprendió por las bajas entradas que registró el campo del Atlético en las últimas jornadas.

Ranieri baja los decibelios

Entre tanta crispación, Claudio Ranieri decidió bajar la tensión que lo enfrentó a sus jugadores el pasado jueves, cuando dijo que sin Hasselbaink el Atlético sólo podía pelear por la permanencia. A sus palabras habían respondido dos de las figuras más relevantes del vestuario, Santi y Molina, que mostraron claramente su disgusto con las declaraciones del entrenador. Así, Ranieri se mostró ayer satisfecho con el rendimiento de sus futbolistas, pese a la derrota. "Estoy contento porque los jugadores han dado todo. El resultado no ha sido el que esperábamos, pero hoy la actitud ha sido buena".

El Atlético jugó ayer durante 19 minutos contra nueve jugadore, y otros nueve contra ocho. A pesar de ello, no sólo no pudo nivelar el marcador sino que hasta creó menos ocasiones de gol que cuando estaban jugando once contra once. "Es cierto", dijo Ranieri, "pero hay que reconocer el mérito del Valencia, que se multiplicó en defensa, hizo tiempo, se encerró y todas esas cosas que ponen tan nerviosos a los rivales. Y nos pusimos nerviosos: queríamos jugar con el balón por el suelo, pero terminábamos tirando balonazos al área, cuando no tenemos un rematador de cabeza".

Ranieri bajó los decibelios de su enfrentamiento con los jugadores, pero reconoció que la táctica de criticar a sus jugadores le gusta, y no sólo eso: también le gusta que éstos reaccionen, como lo han hecho Santi y Molina.

Gil se encara con los abonados y ofrece devolverles el dinero

"No podemos seguir así ni un minuto más. El equipo necesita atléticos de verdad que le ayuden. Si no, nos vamos a hundir, nos vamos a Segunda División". Jesús Gil, propietario del Atlético, lanzó ayer un ultimátum contra los aficionados rojiblancos. Se encaró con algunos de ellos tras el partido contra el Valencia, y se despachó a gusto más tarde, cuando volvió insistir en que para él la cantidad de abonados (25.000) es bajísima, "aunque muchos de ellos sean maravillosos". Gil anunció también una medida que demuestra su lealtad con el entrenador -"en este momento tenemos que estar más unidos que nunca"- y su desconfianza actual hacia los aficionados, especialmente los abonados: "Todos los que estén defraudados o decepcionados, pueden pasar desde mañana [por hoy] por las oficinas del club, que se les devolverá el dinero de lo que queda de temporada".El propietario del Atlético justifica su decisión en que el equipo necesita en las gradas "atléticos de verdad", y en que los ingresos de taquilla no representan una parte importante de los ingresos de la institución. Según Gil, el club habrá gastado en toda esta temporada unos 15.000 millones de pesetas, y la recaudación por taquilla y abonos no supera los 3.000 millones. "No puede ser que el jueves [contra el Wolfsburgo] ingresemos sólo cuatro millones por taquilla, y hoy sólo nueve millones. Para lo que vale, mejor que sólo vengan los nuestros de verdad". Dice Gil que no encuentra otra solución, ya que "el Atlético es ahora una sociedad anónima, ya no es un club".

Gil ha vuelto al ruedo. Cara a cara con los aficionados, volvió a hacer gala de su histrionismo y sus tablas para manejar este tipo de situaciones. Al final del partido, mientras los aficionados le increpaban y le reclamaban medidas urgentes, él se tocaba con el dedo índice la punta de la lengua. "Menos pico", parecía decirles. Y prometió, para demostrar su apoyo al equipo, viajar con el equipo a Barcelona, el próximo fin de semana, algo muy poco habitual en él.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_