Goyeneche: "Los cambios no favorecen a España"

El deporte español marcha viento en popa con sus atletas, pero pierde fuerza en los despachos. El número de directivos en el máximo organismo olímpico disminuirá. Juan Samaranch Samaranch tiene fecha de caducidad, termina su mandato como presidente del Comité Oímpico Internacional en el mes de septiembre del año 2001. Y la plaza española que tenía el fallecido Carlos Ferrer Salat, ex presidente del Comité Olímpico Español, no se ha cubierto. Además, el escándalo de la corrupción frenó (aunque ya él era reacio a ser miembro) la difícil incorporación al COI del príncipe Felipe. Ahora ya es imposible.La siguiente opción hubiese sido Alfredo Goyeneche, actual presidente del Comité Olímpico Español, sucesor de Ferrer Salat. Pero ayer él mismo se dio cuenta de que lo tiene muy complicado. Ayer se aprobó que la asamblea del COI esté compuesta, entre otros, por 15 atletas en activo, 15 presidentes de federaciones internacionales y 15 de comités olímpicos nacionales. El problema es precisamente el grupo de los presidentes de los comités olímpicos el que está ya más completo. No es que esté cerrada la puerta, porque su prestigio y la baja de Ferrer Salat lo podrían permitir, pero dentro de los posibles huecos es el más estrecho. Hay ya 28 presidentes de comités nacionales en el COI (13 más de la cifra que se ha aprobado).

En cuanto a los presidentes de federaciones internacionales, uno de los pilares del olimpismo, sólo hay nueve actualmente. Entre ellos, la infanta Pilar de Borbón, presidenta de la Federación Ecuestre Internacional. Eso significa que aún quedan plazas para seis.

Para colmo, en el grupo de atletas, ya elegidos en Atlanta y Nagano, no se presentó siquiera ningún español como aspirante. Por eso, Alfredo Goyeneche afirmó con resignación: "La ampliación no favorece a España". Si alguien no lo remedia antes, y Samaranch ya no está para empujar sin que se le note, en el año 2001 sólo quedaría como miembro español del COI la infanta Pilar de Borbón. Y sólo lo sería, además, mientras presida su federación internacional, condición que le puso Samaranch cuando la nombró.

El caso es que mientras las posibilidades de medallas españolas aumentan, la presencia nacional en los grandes despachos disminuye.