Renfe solicita licencia para alquilar su red de fibra óptica en toda España

La compañía ferroviaria Renfe ha solicitado al Ministerio de Fomento la concesión de una licencia de operador de telecomunicaciones para gestionar los 10.334 kilómetros de fibra óptica de que dispone. El objetivo es llegar a acuerdos temporales con los distintos operadores que compiten en España y obtener unos 7.000 millones de pesetas anuales, según fuentes de la compañía. El tipo de licencia solicitada es el denominado C1, que autoriza "la explotación de redes públicas", sin que ello signifique la prestación de servicio telefónico.

La compañía que preside Miguel Corsini, que ha comprometido en el desarrollo de su red de fibra óptica, desde el año 1990, una inversión de 22.000 millones de pesetas, considera que recuperará su inversión, sobradamente, en un plazo de tres años.Renfe, con la petición de licencia de operador y la posibilidad de gestionar sus activos a través de una Unidad de Negocio de Telecomunicaciones Comerciales -posibilidad reconocida en el Contrato-Programa con el Estado- pretende dar un paso más sobre la estrategia que venía desarrollando y que le ha llevado a firmar acuerdos de alquiler sobre parte de su red con diferentes operadores como Telefónica, Retevisión, Esprit, Airtel, Jazztel y BT, entre otros.

Esencialmente, la compañía pretende sacar más jugo a la parte de su red de fibra óptica con más capacidad. De los 10.334 kilómetros de fibra propiedad de Renfe, 7.724 kilómetros son de cable de alta capacidad, es decir, el cable contiene 64 fibras. Si se tiene en cuenta que Renfe sólo precisa para sus propias necesidades cuatro fibras y que un simple par de ellas permite establecer simultáneamente 122.800 conversaciones y medio millón de conexiones, se comprende mejor la intención de la compañía de alquilar ese exceso de capacidad que, a medio plazo, puede ser muy rentable.

Para la gestión de ese exceso de capacidad de que dispone la compañía, Renfe seguirá aplicando la norma de negociar y de llegar a acuerdos con todos los operadores interesados. En este punto, la compañía ferroviaria española se aparta un tanto de lo que ha venido siendo habitual en otros países, donde, en el discurrir del proceso liberalizador, lo habitual era que las compañías ferroviarias estatales pusieran su infraestructura, mediante alianzas, a disposición del segundo operador de telecomunicaciones, en liza con los antiguos monopolios.

La red de fibra óptica ya instalada enlaza prácticamente todas las capitales de provincia peninsulares y las principales localidades. Por ello, fuentes de Renfe aseguran que no es previsible un aumento significativo de la red a corto plazo.

No obstante, hay tres capitales (Toledo, Cuenca y Teruel) que aún no cuentan con extensiones de fibra. Para estas localidades, Renfe sí baraja planes de instalación. Igualmente, los accesos a Portugal por Tuy (Pontevedra), Fuentes de Oñoro (Salamanca) y Badajoz también están recogidos en estos planes. Asimismo existen planes para interconectar la red de fibra ferroviaria con cables submarinos y otros puntos fronterizos.

Subredes

Otros aspecto interesante del negocio de telecomunicaciones que pretende llevar a cabo Renfe es que la infraestructura ferroviaria existente en todas las capitales y en las principales localidades permite crear anillos (o subredes) de fibra óptica que pueden ser aprovechadas por otras empresas, incluso ajenas al sector de las telecomunicaciones, como pueden ser empresas dedicadas al negocio de la televisión por cable o las universidades.

Renfe no es la única compañía que ha decidido aprovechar las instalaciones propias de su actividad para adentrarse en un negocio nuevo y que se presume lucrativo. Otras empresas como Gas Natural (participada por Repsol) aprovechan la instalación de infraestructuras para instalar fibra óptica y asegurarse así un buen elemento a la hora de diversificar sus ingresos futuros.