"The little guy"
"Acudo a mi cita semanal con renovada serenidad: consciente, Margarita, de que ya no escribo para mí, sino que lo hago para ti (gratis). Habráse visto; los periodistas vivís de lo que otros os cuentan, sois unos brokers dedicados al brokerage (sacar partido de lo que os echen, en traducción libre). Y aquí estoy yo, una first mover advantage (líder de la anticipación flexible, según me acaban de contar) a tu servicio, dándote cuenta de las tendencias universales del mundo de las ideas, del comercio global, del marketing planetario, de la nueva economía y de las necesidades de las masas. Apunta el nuevo nombre que la poética jerga de la globalidad adjudica a tu querido hombre de la calle: the little guy. ¿A que parece que lo haya inventado Walt Disney? The little guy, ese tipo insignificante, manda sobre todos nosotros con stickness (insistencia tenaz): pero él no lo sabe. Su poder aumenta pero lo ignora...".Transcribo el último mail de Conxa (firmado Inma Páez, ya que está estos días en Madrid) y me asombro de sus progresos: Conxa, que es una buena dibujante e imagóloga, tiene una pésima ortografía y una irregular sintaxis, cosa que suple con un innato estilo literario/puñetazo en el estómago, a lo James Ellroy pero del barrio de Gràcia, que es donde vive. Sigo leyendo: "The little guy siempre tiene razón, su sabiduría está latente en las curvas económicas, cosa que sólo intuyó von Hayeck. Según Tom Peters (no es un cantante sino un guru del marketing norteamericano, con más punch que mi admirada Feith Popcorn y su Clínica de Ideas Brain Reserve, ya algo caduca), the little guy no se equivoca nunca. ¡Claro! Lo entenderás enseguida: ¡los americanos han descubierto que el cliente siempre tiene razón! ¿No es fantástico que para llegar a esta conclusión tengamos que pasar 10 horas diarias en una pastilla de formación intensiva una docena de jóvenes valores de la creatividad española? Pero, ¡ah!, nos lo explican con insistencia porque es nuestro secreto: the little guy ha de seguir ignorando que su gran poder consiste en dejar de comprar".
Seguí leyendo. "¿No te conté que mis jefes me seleccionaron para esta pastilla sobre ¿Quién ganará en Internet? (también seleccionaron a la arpía de Almudena, mi competidora madrileña: un genio capaz de conseguir que le fabriquen un reloj/cepillo de dientes y el cliente le compre la idea). Ambiente monacal, tres días encerrados pensando, profesores provocativos (sólo llevan móvil para entrar en la red), alumnos dispuestos a comerse el mundo (todos ellos con planes para celebrar el año 2000 en sitios donde un gramo de caviar cuesta 2.000 pesetas, y yo sin un duro). ¿Qué aprendo? Vocabulario espatarrante. Intríngulis del cambio socio-cultural. Futurología creativa aplicada a la novísima industria de las relaciones personales (le doy vueltas a profesionalizarme como mediadora full time: persona que enseña a las personas a tratar con personas y no con máquinas, pero también me tienta la nueva rama de enseñanza del ejercicio de los sentidos, una especialización en rehabilitación humana del hombre cibernético). Éstas son las cosas más interesantes de esta pastilla de formación que ha acabado por convencerme de que es posible adelgazar mientras navegamos por Internet (¿recuerdas ese proyecto de software que me han encargado? ahora lo veo claro). ¿Quieres saber quién va a ganar en Internet? Se lo oí nada menos que a Ana Patricia Botín en su conferencia: "Los que lo hagan mejor y los que tengan mejores clientes". ¿Ves lo importante que es the little guy, ese tipejo normal y corriente? Seguro que él, como yo, está sin un duro, sin saber qué hacer el día de final de año y preocupado por que, encima, ETA por un lado y la cosmocracia por el otro le obliguen a dejar de ignorar el efecto 2000". El milenarismo tenía que aflorar por algún sitio". (Continuará)
Resumen de lo publicado: Conxa P. Puig o Inma Páez, es una barcelonesa de 31 años, soltera, identidad múltiple. Creativa ejecutiva júnior en una empresa de publicidad, acaba de presentar un proyecto para hacer compatible lo transgénico con lo ecológico. Redacta un diario que se incorpora como documento a una investigación milenarista sobre las treintañeras españolas.
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