"En estos momentos se podría decir que estoy a merced de los socialistas"
Apenas cuatro meses han bastado para que el Partido Popular se haya dado de frente con la realidad de la política vasca vista desde el poder. El juego de mayorías y minorías y la proximidad de las elecciones legislativas de marzo le ha condenado a vivir un periodo de fragilidad en la Diputación de Álava. Ni el PSE ni el PNV han querido apoyarle los presupuestos. Ramón Rabanera (Vitoria, 51 años) se agarra ahora más que nunca a los socialistas, que le auparon en la investidura. Admite incluso sin tapujos que está "a merced" de ellos.Pregunta. ¿Se ha sentido engañado, sobre todo por la maniobra a última hora del PNV?
Respuesta. Tengo que decir dos cosas. No comparto para nada la postura del partido socialista; creo que tenía que haber sido más responsable. Pero, por lo menos, ha sido sincero en todo momento. Nos dijo que en estos momentos de precampaña no iba a negociar los presupuestos y que en un futuro sí se podía hablar. Nosotros los presentamos porque creíamos que es lo mejor para los alaveses. Para mí habría sido más cómodo no haberlos presentado. El PNV, en este sentido, ha hecho el ridículo.
P. ¿Por qué?
R. Me podían presentar enmiendas a los presupuestos, tratar de mejorarlos. Pero que me presenten tres condiciones que no están en mi ámbito de decisión ni tienen nada que ver con los presupuestos no es más que una situación estrambótica y dice muy poco de la oposición que hace el PNV. Creo que ni se habían mirado los presupuestos y que EH les llamó la atención por si tenían alguna tentación de pactar con el Partido Popular. Nosotros hacemos lo conveniente: retirar los presupuestos antes de que en Juntas los rechacen. Todavía no hemos visto una sola crítica al presupuesto por parte del PNV.
P. ¿En algún momento vio cercano un acuerdo con los nacionalistas?
R. Ellos querían saber antes si el PSE no iba a apoyar el presupuesto. Pero tengo la impresión de que no estaban dispuestos a apoyar y con la advertencia de HB, menos aún.
P. El PNV de Álava siempre ha tenido cierta aureola de moderación. ¿Cree que en esta decisión ha pesado más el criterio de los órganos superiores del partido que la opinión del propio partido en la provincia?
R. En el PNV de Álava, después de haber perdido las elecciones, hay un desconcierto total, que no se sabe quién manda. Pero cada vez está más supeditado a las decisiones del Euskadi Buru Batzar. Además estamos en una situación en la que no es el PNV, sino Herri Batasuna la que manda en la orientación política del País Vasco.
P. ¿Habla de diferencias internas dentro del PNV en Álava?
R. Sí hay diferentes sensibilidades, pero al final se impone la más dura. Por mucho que [el portavoz peneuvista, Félix] Ormazabal lance mensajes de moderación, siempre se impone la apuesta por Lizarra y el pacto con HB.
P. ¿Se ha sentido respaldado por el PP nacional en todo momento?
R. El PP me ha dado todos los permisos para acordar con el partido socialista o el PNV. Pero poco podía hacer yo al insistir al PNV. Me siento muy apoyado.
P. ¿Qué perspectiva ve a la legislatura? ¿Podrá sostenerse su equipo de gobierno en estas condiciones durante cuatro años?
R. En las elecciones de marzo se clarificará el panorama a nivel nacional y las tensiones entre los dos partidos constitucionalistas, PP y PSOE, se aminorarán. Espero que a partir de ese momento la situación de Álava se clarifique. Pero la situación aquí no es diferente a la de Vizcaya o Guipúzcoa. Es una situación incómoda, pero no mucho más que en el Parlamento vasco. Confío en la responsabilidad del partido socialista. Yo también me comprometo a unas aproximaciones después de marzo: o bien de gobernabilidad o, por qué no, no descarto la formación de un gobierno. En una inestabilidad como la que hay ahora en el País Vasco, que afecta a las instituciones, y teniendo en cuenta que la Diputación de Álava es la más importante defensora del Estatuto y la Constitución, debemos hacer un esfuerzo quienes los defendemos.
P. ¿Siendo realista, cree en un gobierno PP-PSE en Álava?
R. Espero que sí sea factible un pacto desde abril. Así se lo pido al partido socialista. Si la situación del PSE y la mía fuera la contraria, yo propiciaría un acuerdo porque la institución alavesa es la muralla que frena a todo lo que significa Lizarra y estos acuerdos que estamos viendo de la construcción nacional.
P. Esto puede dar la razón a las tesis del PNV, que sospecha de un pacto entre el PP y los socialistas con un paréntesis que va desde ahora, en la negociación de los presupuestos, hasta las próximas generales.
R. No hay ningún pacto. Me gustaría que existiera. A Arzalluz hay que recordarle lo que dijo después de su entrevista con Almunia, que incluso en las instituciones alavesas podría haber muchos cambios después de las elecciones.
P. ¿No entiende un posible malestar de la ciudadanía por supeditar el desarrollo de Álava a la espera de unas elecciones generales?
R. Yo he hecho todos los esfuerzos por llegar a puntos de encuentro. Sí entiendo que nos digan, y tienen razón, si nos dicen: "Dedíquense más a las cosas del día a día y déjense de la alta política". Pero más no puedo hacer.
P. Teniendo en cuenta las tres derrotas del Gobierno foral en las Juntas Generales en los últimos tres meses, y viendo las perspectivas, ¿no se puede crear una inestabilidad institucional?
R. Creo en la palabra del señor [Fernando] Buesa, que ha dicho que podemos estar tranquilos desde el punto de vista de las poltronas que ocupamos en la Diputación. Esa inestabilidad puede existir bajo el punto de vista de que no hay presupuestos, pero no por un posible cambio de gobierno. Las únicas instituciones estables son los ayuntamientos de San Sebastián y de Vitoria. Por eso me pregunto: ¿cómo es posible que haya acuerdos en San Sebastián, Irún, Éibar,... y aquí algunos lo hagan tan imposible? Creo que después de marzo será posible también aquí.
P. ¿No ve al Gobierno foral en cierto modo a merced de los socialistas?
R. Somos conscientes de que estamos gobernando en minoría. ¿Que estamos a merced de los socialistas? En estos momentos podíamos decir que sí. Nosotros queremos negociar ante todo con el partido socialista. Cada vez se aleja más la posibilidad de acordar con el PNV, cuando se está radicalizando. Puede ser que el PSE ejerza una presión.
P. ¿De qué manera pueden afectar los acontecimientos de la última semana en la gobernabilidad del País Vasco?
R. El País Vasco está pasando por una situación delicadísima. El último comunicado de Lizarra pone en entredicho a las instituciones que están gobernando en Euskadi. Es una de las situaciones más dificultosas por las que ha pasado la comunidad vasca en el tiempo que llevamos con la Constitución vigente. La grave irresponsabilidad del PNV al abandonar la centralidad y dirigirse hacia la radicalidad, en que está atrapada por HB y ETA, hace que las instituciones vascas estén en una situación de cierto deterioro. Por eso, los constitucionalistas debemos hacer un esfuerzo porque la presión que va a ejercer el nacionalismo sobre nosotros será muy importante. Lo va a pagar todo el pueblo vasco, pero electoralmente el gran perdedor será el PNV. Muchos nacionalistas no se sienten a gusto con esa situación.
P. ¿A partir de ahora no será más difícil ver una nueva entrevista suya con Pablo Gorostiaga ?
R. Seguiré yendo a los ayuntamientos, me da igual de qué partido sean.
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