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El delantero longilíneo

Alto, delgado y veloz, Joseba Llorente se presentó en Anoeta con un gol

Joseba Llorente (Hondarribia, 1979) tiene el perfil atípico de los futbolistas singulares: 184 centímetros de altura y 68 kilogramos de peso. Es decir, un futbolista longilíneo, zancudo, teóricamente proclive a los movimientos cadenciosos y sin embargo entregado a la velocidad y a la capacidad resolutiva. El domingo enseñó sus credenciales. Javier Clemente, acuciado por las bajas, decidió tirar de la cantera que poblaba su banquillo para intentar ganar un partido áspero ante el Numancia. Llorente accedió al estadio de Anoeta en el minuto 72 y a los tres minutos había traducido en realidad el sueño de su vida: un gol de cabeza (todo un añadido de singularidad), que significaba el triunfo de la Real ante el Numancia y su inscripción en el registro de producción de valores que el club donostiarra cultiva con regularidad espartana.Joseba Llorente podía haberse dedicado al atletismo o al tenis. En lo primero le avalaba su geografía humana y sus resultados incontestables: era el más rápido y el más resistente de la Ikastola Pedro Aginagalde (ahora, Ikastola Talaia). Lo segundo, tenía una raíz familiar: su hermano mayor manejaba con soltura la raqueta, aunque una lesión le frenó el crecimiento. Pero se impuso el balompié. Su padre le inició en el fútbol playa (el semillero guipuzcoano), desde donde accedió al Hondarribia y posteriormente a la Real Sociedad.

Llorente es un típico producto de la Real, cuya camiseta ha vestido desde los 12 años, soñando con debutar un día con el primer equipo, marcar un gol y conceder la victoria al club. El pasado domingo resumió sus voluntades añadiendo un caracter agonístico (siempre épico) a su instante de gloria. En su cabeceo, encontró la colaboración del guardameta numantino Núñez, que consumó una mala tarde con una mala salida a ninguna parte. Pero Llorente estaba allí, porque anuncia las condiciones de un llegador que ha materializado con la Real B 46 goles en 21 partidos, trotando por terrenos inadecuados ante equipos menores. Bernd Krauss le dió la oportunidad de debutar ante el Zaragoza el 3 de noviembre. Clemente le ratificó el domingo en el aspirantazgo, siguiendo los pasos de sus compañeros de camada Aranburu o Barkero. Tras el sueño, tendrá que gestionar la realidad: convertir lo accidental en cotidiano.

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