El 'Maradona' que sucede a Jordan
Lo más soprendente de Tiger es su dominio en un deporte en el que los buenos pierden más partidos de los que ganan
Ganar 160 millones de pesetas por pasar el año paseando en el campo no está nada mal. Claro, el caddie de Tiger Woods se vió obligado a cargar una bolsa bastante incómoda durante estos paseos, pero aún así podemos suponer que el neozelandés Steve Williams se considera un hombre afortunado. Los ingresos de Williams se basan en un porcentaje de lo que gana Woods. Un pequeño porcentaje. Woods acaba 1999 batiendo, por un factor de tres, el récord anterior de dinero ganado en un año por un jugador de golf profesional. Se trata de 1.100 millones de pesetas. Pero eso es lo de menos. Eso es lo que ha ingresado simplemente por jugar en torneos, de los que ha ganado once este año. La empresa Nike está a punto de extender su contrato con Woods hasta el año 2005. Se habla de una cifra de 14 mil millones de pesetas. Y no hablemos de su contrato con American Express...Lo que está claro es que el prodigio de 24 años, que (de acuerdo a la leyenda) a los tres recorrió nueve hoyos en 48 golpes, ya tiene el futuro de sus nietos, y bisnietos, asegurado. Puede concentrarse, con tranquilidad, en perfeccionar su swing. Y eso es precisamente a lo que se está dedicando. En una conferencia de prensa durante el torneo que ganó en Valderrama Woods dijo que había muchos aspectos de su juego que debería mejorar. Cuando un periodista, incrédulo, le preguntó "¿como qué?", Woods contestó: "La verdad es que pienso que nunca acabas de intentar mejorar. Porque si consideras que has acabado, entonces tú estás acabado".
Esa temible ambición podría convertir en realidad el pronóstico que hizo Jack Nicklaus hace dos años, cuando vaticinó que Woods se convertiría en el mejor jugador de todos los tiempos. Ese galardón pertenece todavía al mismo Nicklaus. Pero después de ver como Woods ganó el Masters de Augusta en 1997, arrasando a todos sus rivales, Nicklaus comentó: "Este muchacho juega un juego que no conozco". Si Nicklaus es el Pelé del golf, Woods es el joven Maradona. Con la desaparición de Michael Jordan del baloncesto profesional no hay ningún deporte, al menos ninguno de importancia mundial, en el que un individuo ejerza un dominio tan absoluto como Woods en el golf.
Lo más extraordinario del caso es que el golf es un deporte en el que resulta particularmente difícil establecer una superioridad neta sobre los rivales. Como ha observado Nicklaus, el golf es el único deporte donde los mejores jugadores pierden más partidos de los que ganan. La intensidad de concentración que requiere el golf, el factor psicólogico, pesa de una manera especial.
Por eso ocurre con frecuencia que un jugador gana un torneo una semana y la próxima ni siquiera entra en la lista de los 40 mejores. Por eso Woods, después de ganar cinco torneos en 1997, sólo ganó dos en 1998. Si logra repetir en el 2000 sus hazañas de 1999 entonces sí se podría empezar a pensar que la corona de Nicklaus se tambalea. Hoy por hoy, y nunca olvidemos que mañana en el golf todo puede cambiar, el único jugador que parece tener el potencial para disputarle a Woods en los próximos años el título de campeón del mundo de golf es Sergio García.
García ha logrado más a los 19 años que Woods a los 19. Leamos lo que escribió el corresponsal de golf de The Guardian durante la Copa Ryder, donde García fué la figura europea: "Si hay algo en Sergio que realmente asusta no es la enorme distancia que consigue con sus drives, no es la extraordinaria puntería de sus hierros, ni la audacia de sus putts. Lo que más asusta de este joven español es que dentro de cinco años apenas habrá cumplido 24". La edad que hoy tiene Woods.
Cualquiera de los dos puede decaer. Pero los más probable es que no. Ambos comparten ese espíritu ganador que distingue a los grandes de los meramente buenos. En el milenio que viene la rivalidad entre García y Woods augura una deliciosa intensidad teatral para todos aquellos que aman el deporte.
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