Transparencia

ADOLF BELTRAN

Nadie les pide que expliquen su declaración de la renta, ni qué precio cobran por sus esculturas o sus cuadros (aunque es bien sabido que un artista plástico de medio pelaje llega a recibir por una obra lo que un escritor de éxito por los derechos de autor de toda la edición de una novela). Los socialistas han preguntado en las Cortes por los gastos que el trajín de exposiciones del Consorci de Museus ha generado. Hay motivos para preguntarlo, y para que los artistas mantengan un respetuoso silencio ante la curiosidad parlamentaria, sin ofrecer esa penosa imagen de acusicas por cuenta de la directora general, Consuelo Ciscar, en un periódico de su confianza. El Consorcio de Ciscar ha engordado su presupuesto como un globo (875 millones para el próximo año). Tenemos derecho a calibrar los ciudadanos si tanto afán viajero y tanta exposición, en medio de una corte agradecida, obedecen a algún criterio que no sea el del desfici de hacer algo. Tenemos derecho a saber cuánto nos cuestan los viajes, los hoteles y otras actividades de la directora general y sus acompañantes. No vaya a ser que tanto aval artístico aquí y en el extranjero, y una actitud tan liberal con el dinero público y tan poco liberal en el sentido estricto del mercado, nos abran un agujero sin otro beneficio cultural que la vanidad satisfecha de unos cuantos. En definitiva, hay un instinto que lleva a sospechar de la falta de transparencia. Como de la oscuridad en que se envuelve el fraude, o el "quebranto", producido en el Instituto Valenciano de la Exportación (Ivex) por otro trajín de movimientos del dinero público en el extranjero. O de ese ruido absurdo que el karaoke de los populares emite cada vez que la realidad desmiente sus spots propagandísticos. Esta misma semana, cerca de 20.000 personas se manifestaron en Valencia contra el evidente deterioro de la escuela pública. El consejero, Manuel Tarancón, desde la homilía que escribe en un diario conservador, la subsecretaria de su departamento, Ascensión Figueres, y el diputado del PP Pedro Ortega han cantado otra vez la copla de que están haciendo lo que no fueron capaces de hacer los socialistas hace, ¡ya!, más de cinco años. Apagan tantas luces que, en cualquier momento, su imagen puede parecernos un espectro.