Renuncia sorprendente
EL QUINTO Congreso de Eusko Alkartasuna (EA) tuvo ayer en Pamplona un inicio inesperado con la sorprendente dimisión del fundador y presidente del partido, Carlos Garaikoetxea. A falta de una explicación clara sobre su renuncia a presentarse a la reelección, salvo el tiempo que lleva en el cargo, han abundado las interpretaciones. Pero todas las hipótesis apuntan a la división interna del partido, que ha aflorado con fuerza en los prolegómenos del congreso como causa última de la decisión. En todo caso, la retirada a un segundo plano de la política vasca de quien ha sido uno de sus más destacados protagonistas -también ha puesto el cargo de portavoz de EA en el Parlamento de Vitoria a disposición de la nueva dirección que salga del congreso- tendrá indudables repercusiones en el futuro de su partido y en las relaciones internas del nacionalismo vasco.Precisamente el carácter imprevisto de la renuncia de Garaikoetxea ha llevado a algunos a avanzar la teoría de una retirada estratégica para volver con más fuerza en el momento oportuno. No es fácil comprender que un político con la experiencia y la capacidad demostrada por Garaikoetxea durante su larga trayectoria pública abandone el proscenio de la política en plena madurez. En todo caso, el liderazgo incuestionable de Garaikoetxea en EA -obra personal suya tras la escisión del Partido Nacionalista Vasco en 1986- no ha impedido que en los últimos tiempos la división aflore y que surja una fuerte corriente -los llamados "renovadores"- que quiere un mayor acercamiento al tronco común del PNV, así como una diferenciación más acentuada con la radicalidad del nacionalismo de HB.
Es probable que Garaikoetxea, que no ha ocultado su desacuerdo con esa orientación que cuestiona los fundamentos originarios de EA, haya preferido retirarse a un segundo plano y dejar que la disputa sobre el modelo de partido y de nacionalismo se libre con la mayor libertad posible entre las nuevas generaciones de cuadros y militantes. Si fuera así, se trataría de una decisión noble pero muy arriesgada. Pronto se verá si es o no el principio del fin de la aventura iniciada en 1986. En todo caso, la crisis de EA puede tener sus efectos a corto plazo en la gobernabilidad del País Vasco, a la que contribuye con tres consejeros en el Gobierno y con varios diputados en los gobiernos forales de Vizcaya y Guipúzcoa.
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