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Guillem Viladot, defensor de la poesía experimental, fallece a los 77 años

El escritor Guillem Viladot (Agramunt 1922), considerado como uno de los máximso exponentes de la poesía visual catalana, falleció en la madrugada de ayer a los 77 años en el hospital Clínic de Barcelona, víctima de una grave enfermedad que se le detectó hace apenas dos semanas. La muerte de Viladot, Creu de Sant Jordi en 1993, ha conmocionado el mundo cultural de Lleida, y en su ciudad natal se han decretado dos días de luto en homenaje a su hijo más ilustre.

Guillem Viladot, apotecario de profesión, se caracterizó siempre por su personalidad innovadora y por ejercer como un francotirador frente a la cultura oficial. Cultivó a lo largo de su vida todos los géneros literarios posibles, especialmente la poesía, la narrativa y el ensayo. Pero, seguramente, de toda su amplia y heterogénea creación literaria vanguardista será recordado como uno de los impulsores de la poesía experimental, el sincretismo plástico, el collage objetual y la poesía visual, juntamente con otros artistas de la dimensión de Joan Brossa, Ràfols Casamada, Perejaume, Josep Iglesias del Marquet Andreu Terrades y Xavier Canals. Otra de sus facetas fue la de columnista durante los últimos 15 años en el diario local La Mañana, donde publicó sin interrupción un artículo diario.El poeta de Agramunt ha sido el gran desconocido de la literatura catalana contemporánea, precisamente por su personalidad individualista y por haberse distanciado voluntariamente de los círculos culturales de Barcelona. Él prefirió vivir y crear apegado a su tierra, al mundo rural, lejos de todo tipo de cánones y escuelas y enfrentado al sistema. Fue ante todo un transgresor, capaz de escribir al mismo tiempo un cuento para niños y una autobiografía de Dios. Sus coetáneos están convencidos de que su obra y su figura tendrán pronto el reconocimiento que merece.

Legado

Viladot ha querido dejar todo su legado a su pueblo natal, al que bautizó como Riella. Por eso, en 1992, creó en Agramunt Lo Pardal, una especie de museo dedicado a la poesía visual, que recoge toda su trayectoria en este género desde los años cincuenta. La poesía visual nace a partir de la simplificación del lenguaje, que pasa a hacerse con objetos de la vida cotidiana que él manipula para darles vida poética.

Viladot hace una apología de su propia muerte en Ulls, un libro publicado el pasado mes de octubre. La próxima semana verá la luz un libro de cuentos titulado Quartet ponentí, donde comparte protagonismo con otros tres autores ponentinos: Rosa Fabregat, Francesc Pané y Marta Alòs. De su extensa bibliografía formada por 16 novelas, 500 cuentos y más de 2.500 páginas de poesía publicadas en cuatro volúmenes, destacan obras como La cendra (1972), Una vegada hi havia un fideu molt llarg (1975), Tingues memòria (1975), Ricard (1976), Temps d"estrena (1959), Els infants de Riella (1966), Memòria de Riella (1974) y La gent y el vent, con la que obtuvo el premio Víctor Català en 1967.

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