_
_
_
_

Los 'hooligans' ingleses, al descubierto

Los hooligans, señala un detective británico de la brigada especial de fútbol, "tienen una memoria muy larga". La advertencia no frena a Donal MacIntyre. El periodista de la BBC asume el riesgo y se entrega con decisión y también nerviosismo a su último proyecto para el ente público británico. Se ajusta una cámara al torso, oculta los cables bajo la ropa y sale a la calle en busca de su objetivo: los cabecillas de los Head Hunters (Cazadores de Cabezas), seguidores del Chelsea y uno de los grupos más violentos del fútbol europeo. Mostrar un retrato fidedigno del hooligan inglés es el cometido del primer capítulo de su serie documental, MacIntyre Undercover (MacIntyre en Secreto), que se pasó la noche del miércoles por la BBC.Para infiltrarse entre los Cazadores y ser aceptado como uno más en la tribu, en la firma, de acuerdo con el argot de sus miembros, MacIntyre adopta sus hábitos y uniformes. Se hace un tatuaje del Chelsea, devora hamburguesas en McDonalds y pintas de cerveza en los pubs próximos al club londinense. Alquila un piso en el bloque donde vive un hooligan y un Mercedes para impresionar a sus colegas.

Esta tarea y otras investigaciones secretas, que revela en su serie, le lleva más de 18 meses. El esfuerzo cunde efecto. Los cazadores bajan la guardia y convidan a MacIntyre en sus excursiones de violencia por Inglaterra y el resto de Europa. El partido es, con frecuencia, un entretenimiento secundario. Entablar una batalla campal con grupos rivales fuera del campo y asegurar disturbios en las gradas adquiere prioridad absoluta.

El cabecilla Andrew Frain, apodado Pesadilla, presume de actos criminales, incluido un serio navajazo a un agente de la policía, mientras coordina con su móvil la jauría de la jornada. Jason Marriner, futbolista de joven, cuenta los trucos que emplea -contactos con agencias de viaje extranjeras, itinerarios indirectos- para burlar el cerco policial y viajar por Europa siguiendo los pasos de su equipo favorito. Los servicios de inteligencia conocen la identidad de los hooligans y, como se aprecia en el documental, malogran enfrentamientos entre diversas bandas.

El esfuerzo, en los ojos de McIntyre, es en vano. Frain o Marriner ejercen de modelos para las nuevas generaciones de hooligans.Danny Walford, de 21 años, lo expresa con dramática claridad en el documental: "Ir al fútbol y pelear es una enfermedad. No creo que se pueda parar".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_