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La aventura americana de Matthäus

El jugador alemán, de 38 años, anuncia en Nueva York su pase al fútbol estadounidense

Ha ganado todo lo que un futbolista puede ganar, con la poderosa excepción de la Copa de Europa; ha disputado cinco Mundiales, más que ningún otro jugador en activo, en los que ha batido el récord de partidos jugados (25). Nadie ha vestido la camiseta de Alemania más veces que él (142). A Lothar Matthäus, el hombre récord, le contemplan 38 años, pero ello no es óbice para que ayer anunciara en Nueva York su adiós al Bayern Múnich y su ingreso en el fútbol estadounidense.El jugador más venerado de Alemania desde la retirada de Beckenbauer ha optado por largarse de Múnich el próximo 31 de diciembre, cuando acaba su contrato con el Bayern, y emigrar a la Gran Manzana, a Nueva York, para enrolarse en su nuevo club: el MetroStars. El entrenador del Bayern, Ottmar Hitzfield, ha asegurado que aún confía en que Matthäus cambie de opinión. "No es imposible que se quede con nosotros", declaró Hitzfield, pero el jugador le ha desmentido. "Mi decisión es firme y me largo".

La carrera profesional de Matthäus siempre ha estado plagada de regresos y despedidas. Del Bayern, del Inter, de la selección... Con 18 años debutó en el Borussia Moenchengladbach, con 19 disputó la Eurocopa del 80, que ganó Alemania, y con 23 se fue al Bayern Múnich. Allí consiguió tres Bundesligas, para un total de cinco, antes de vivir su particular aventura italiana. El Inter le contrató en el 88 a cambio de 300 millones de pesetas al año. Ganó un Scudetto y la primera de sus dos Copas de la UEFA. Entre medias, en el 90, disputó el Mundial de Italia, en el que se proclamó campeón. Aquél sería su año de gracia, pues llevó a su vitrina el Balón de Oro que le acreditó como mejor futbolista de Europa.

Pero no todo fueron días de rosas en el Inter. En el año 91 el jugador alemán negoció con el Real Madrid, cuyo fichaje no se fraguó. Fue su primera amenaza al Inter. Un año después llegó la segunda. Su supuesto destino era Japón y en supuesto se quedó. Al tercer amago de adiós, Matthäus se fue. Volvió al Bayern y comenzó a crearse fama de polémico, al hacerse públicos unos comentarios suyos de tipo sexista y racista. "Lo que ocurre es que no entienden que soy un bromista", se defendió el jugador, que en el 94 disputó su cuarto y penúltimo Mundial, tras el que aseguró que su retirada estaba al caer. Fue otra broma. Cinco años después, Mattäus ha decidido decirle, de nuevo, adiós al Bayern, que no al fútbol. En Nueva York le esperan tan encantados como en el año 77 esperaron a Beckenbauer, "al que llamaré si necesito consejo. Me ha dado su número privado", ha dicho Matthäus.

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