Un burócrata de corte cosmopolita
La dimisión de Michel Camdessus pone fin a más de 20 años de presidencia francesa del FMI. Desde 1978, la más importante institución financiera internacional multilateral ha estado encabezada primero por Jacques de Larosière y, desde 1987, por Camdessus, que debería dejar su cargo en enero del 2002.Nacido en 1933 en la localidad francesa de Bayona, Camdessus ha sido uno de los responsables más cosmopolitas del FMI. Su profundo dominio de varias lenguas además del francés, en especial el inglés y el castellano, le permitió jugar un papel muy activo en las negociaciones de la institución con los diferentes países.
Factor éste que en parte le ayudó a modificar parcialmente el tradicional reparto de papeles que regula el funcionamiento del FMI: presidencia no ejecutiva para un europeo; dirección adjunta ejecutiva para un norteamericano.
Su riqueza linguística le facilitó también la interlocución directa con periodistas de todo el mundo en las multitudinarias ruedas de prensa que ofrecía regularmente en Washington. No es exagerado señalar que gracias a ello y hasta el estallido de la crisis de 1997, la imagen del FMI había mejorado en gran parte del mundo.
Su dominio del castellano enraizaba no sólo en su conocimiento físico de España, también en su tesis doctoral, dedicada a los místicos españoles Fray Luis de León y Santa Teresa de Jesús.
Aún así, Camdessus no consiguió borrar la impresión, que le enojaba hasta el punto de perder la compostura en alguna comparecencia pública, de que el FMI era una agencia internacional dominada por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
Miembro de la élite francesa de los enarcas estudió Leyes en la Universidad de París y cursos de posgrado en la Escuela Nacional de Administración (ENA) y en el Instituto de Estudios Políticos de París.
A pesar de su devoción por el libre mercado y el sector privado, la vida profesional de Camdessus ha estado siempre relacionada con el sector público, primero en Francia y luego en la capital de EEUU, donde está la sede del FMI.
Su primer puesto de relevancia fue el de agregado financiero en la delegación francesa ante la Comisión Europea. En 1984, en plena hegemonía mitterrandista, Camdessus accedió al cargo de gobernador del Banco de Francia, desde donde presionó firmemente para conseguir el cambio de rumbo de los socialistas franceses desde sus programas de gasto a otras de corte neoliberal.
Como no podía ser de otra manera, Michel Camdessus también fue inoculado por el virus de la vida burocrática que en Washington se contagia como las gripes en invierno, y que tuvo su máxima expresión en las soterradas disputas con el Banco Mundial. Al final de su carrera como amo del universo financiero internacional se identificó con la imagen del burócrata y afirmó estar al servicio de la mejor burocracia del mundo.
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