El Gobierno dio garantías al obispo de Zamora de que la detención de Belén González fue casual

Un alto responsable del Gobierno se entrevistó con el obispo de Zamora, Juan María Uriarte, tras la detención de la etarra Belén González Peñalva, el pasado 25 de octubre en Pau (Francia), para ofrecerle garantías de que dicha captura se produjo de forma casual. El objetivo de esta entrevista fue doble: por una parte, hacer llegar dicho mensaje a ETA a través del prelado; por otra, tranquilizar al propio Uriarte, que intervino en los preparativos de la reunión celebrada el pasado 19 de mayo en Zúrich (Suiza), en la que González Peñalva fue una de las interlocutoras con el Gobierno.

La carta que el Gobierno envió a ETA la pasada semana, en respuesta a la que recibió de la organización terrorista en octubre -en la que designaba como interlocutores a tres presos etarras y planteaba los puntos que pretende abordar en futuras negociaciones-, no ha sido la primera comunicación desde que el diálogo quedó oficialmente suspendido el pasado 25 de julio.Tras la detención de Belén González Peñalva por la policía francesa, el Ejecutivo envió un primer mensaje a ETA garantizándole que dicha captura se produjo de manera fortuita y sin relación alguna con su participación en el encuentro del 19 de mayo en Zúrich, el único celebrado hasta ahora entre representantes de ETA y del Gobierno.

Como han repetido en los últimos días los portavoces gubernamentales, saliendo al paso de las acusaciones de deslealtad lanzadas desde el PNV y HB, nunca se ofreció inmunidad a los miembros de ETA que participaran en las negociaciones, pero sí se garantizó que la cita no se convertiría en una trampa ni serviría para montar una operación policial contra sus interlocutores.

En palabras del ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, "la lógica y el sentido común indican que, cuando hay unas personas del Gobierno que hablan con representantes de ETA, no hace falta suscribir documento alguno para saber que no se va a detener a esos miembros de la organización" aprovechando el encuentro.

Juan María Uriarte, antiguo obispo auxiliar de Bilbao, fue el encargado de poner de acuerdo a las dos partes sobre las condiciones que debían rodear la cita de Zúrich. Por eso el Gobierno se dirigió al prelado para asegurarle que no había incumplido los compromisos que adquirió durante la negociación de los preparativos de esa reunión. Unos compromisos de los que Uriarte, en su condición de mediador, se convirtió en garante.

Todas las fuentes consultadas insisten en que la detención de González Peñalva, en un control de carretera, se debió a la propia imprudencia de la etarra. Si realmente hubiese estado bajo vigilancia policial durante cinco meses, alegan las mismas fuentes, lo rentable no habría sido detenerla a ella, sino a los múltiples activistas de ETA con los que ha debido de contactar en ese tiempo.

El hecho de que el Gobierno haya recurrido dos veces en pocas semanas al obispo de Zamora para transmitir sus mensajes a ETA evidencia el papel capital que sigue jugando en el proceso.

El propio Mayor Oreja lo reconoció el pasado sábado en Laguardia (Álava), saliendo al paso de una información de El Mundo según la cual el eclesiástico había renunciado a su papel de mediador entre el Gobierno y ETA porque se sentía vigilado.

El reconocimiento de que Uriarte sigue siendo el intermediario con la organización terrorista le valió ayer durísimas críticas al ministro por parte del Partido Nacionalista Vasco.

El portavoz peneuvista en el Congreso, Iñaki Anasagasti, aseguró que Mayor Oreja "ha quemado" al obispo de Zamora porque, desde que se inició la tregua, "no ha hecho más que trabajar para que esto fracase", informa Servimedia. Según Anasagasti, el ministro "nunca ha tolerado" que Aznar encargase la negociación a Javier Zarzalejos, Ricardo Martí Fluxá y Pedro Arriola.