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EL COLAPSO DIARIO DE LA RONDA DE CIRCUNVALACIÓN

Los atascos matinales reducen un 60% la velocidad media de la M-30

Todas las incorporaciones de la M-30 sufren atascos crónicos

La M-30, el corazón circulatorio de Madrid, bombea cada mañana miles de coches dentro y fuera de la ciudad. Pero este tráfico fluye con arritmia. Un recorrido efectuado en la mañana del pasado viernes por esta ronda (33 kilómetros) en sus dos sentidos muestra que en los días laborables los atascos jalonan todo su trazado y que algunos retrasan la circulación hasta extremos difícilmente soportables, como el tapón de Puente de Vallecas hasta el puente de Ventas, cinco kilómetros que tardan aproximadamente media hora en recorrerse.Estos puntos negros, con velocidades medias de 10 kilómetros por hora (lo que en la práctica equivale a paradas seguidas de acelerones), impactan en la fluidez general de la M-30, hasta el punto de que, según el resultado del citado recorrido, por las mañanas la velocidad media en el primer anillo se reduce a 30 kilómetros por hora (de 7.00 a 8.00, en un trayecto completo en el sentido de las agujas del reloj); es decir, un 60% menos que los 71 kilómetros por hora que la Policía Municipal reconoce como habitual en esta ronda.

Las zonas que primero sufren este ritmo circulatorio (que aumenta a 36 kilómetros por hora de 8.00 a 9.00) son el sur y el este, dos áreas industriales y que acogen la gran masa de las ciudades periféricas.

El recorrido, efectuado con un utilitario, mostró también que el primer atasco matutino es el de la confluencia de la carretera de Toledo con la M-30, y el último, el de Chamartín. Asimismo, los tramos que presentan mayores complicaciones coinciden con la incorporación de las carreteras de Andalucía, Extremadura, Barcelona y Valencia.

La avenida de la Ilustración retrasa 25 minutos el tráfico

Son las 7.00. Nudo norte, kilómetro cero de la M-30. Cinco grados de temperatura. Aún es noche cerrada. Los primeros coches que circulan por la M-30 en sentido este lo hacen rápido, muchos sobrepasan el límite de velocidad (90 kilómetros por hora). La circulación es fluida hasta la mitad sur. Allí surge el primer atasco, el más madrugador. Se forma en la incorporación de la carretera N-401 (Toledo), en la entrada del paseo de Santa María de la Cabeza. La M-30 es incapaz de absorber tantos vehículos.A las 7.30, y sin olvidar el primer atasco (hay días en los que no se llega a disolver ni siquiera pasadas las 9.00), cientos de conductores que circulan en sentido norte se quedan bloqueados en el segundo parón masivo. Es el atasco del Puente de Vallecas. Ocupa todo el lateral este de la M-30 y pasa por varias incorporaciones, como la de la N-100 o carretera de Vicálvaro, la salida a la carretera de Valencia, a la avenida del Mediterráneo, pasa por la salida a la calle de Alcalá y llega hasta la salida de la N-II.

Los coches circulan por todo ese tramo, de unos cinco kilómetros, entre frenazo y acelerón. Atravesar la M-30 por el este a las 7.30 se convierte en un auténtico ejercicio de paciencia. Los conductores emplean cerca de 30 minutos en apenas cinco kilómetros. A partir de las 7.30, la densidad del tráfico crece y los problemas se agravan. A esa hora ya hay tráfico lento en los ocho principales accesos de entrada a la ciudad.

Los tramos de la M-30 que presentan mayores complicaciones coinciden con la incorporación de las carreteras de Andalucía y Extremadura y se mantienen las de Barcelona y Valencia. Son atascos crónicos. Las salidas a las glorietas de Cádiz y de Legazpi tienen un atasco de un kilómetro. De parón en parón, y en primera marcha, segunda, como mucho, los conductores entran en Madrid.

A los coches que a las 8.05 circulan por debajo del estadio de fútbol Vicente Calderón en sentido norte se les encienden las luces de frenado. Y es que una gran retención precede a la incorporación de salida de la carretera de Extremadura (N-V). Unos 200 metros más adelante, en la pantalla informativa de la avenida del Marqués de Monistrol, un cartel luminoso reza: "Precaución, tráfico lento". El aviso llega tarde.

A las 8.00 asoma el sol. Se le ve por el retrovisor. Uno de los 20 motoristas de la Policía Municipal que patrullan la M-30 multa a un todoterreno en el arcén. Es una de las 150 multas que, de media, imponen los agentes en la M-30 cada día. "Las más frecuentes son por exceso de velocidad, por viajar sin el cinturón, por hablar por el teléfono móvil, por hacer maniobras extrañas y por circular por el arcén", explicó un portavoz municipal.

Con tráfico lento se llega hasta la zona universitaria. El desvío de la Dehesa de la Villa y la incorporación de la A-6 está atascada por una obra. Un par de kilómetros más adelante, el conductor se topa con una retención de 700 metros en la entrada al desvío de Arroyo del Fresno. Los coches están parados en el carril derecho. El del centro estaría libre de no ser por un coche que, al intentar burlar la cola y tomar el desvío, se quedó bloqueado. Una vez esquivado el vehículo, la M-30 queda encauzada entre paredes. A partir del kilómetro 25, los conductores pisan el acelerador. Hay menos tráfico porque hay menos incorporaciones y salidas. Pero la velocidad se reduce en seco ante el atasco del primer semáforo de la avenida de la Ilustración. Sólo en cruzarlo, los conductores emplean siete minutos. Para cruzar toda la avenida tardan hasta 25 minutos.

Poco después, el sol se convierte en enemigo de los conductores. Ciega en la incorporación de la carretera de Colmenar Viejo y en la subida a la plaza de Castilla. La unión de la M-30 con la salida de la Castellana y la salida de la N-I se convierte en un caos. Es el nudo de Manoteras, en cuyo asfalto hay cristales rotos, restos del último accidente. Los vehículos tienen que parar en seco. Desde el puente de la M-40 se aprecia que en la N-I se ha formado otra mañana más el atasco.

A las 8.30, el recorrido a partir del nudo norte es mucho más rápido si parte rumbo al oeste. La vuelta sólo llevó unos 50 minutos al volante. Casi todos los atascos se habían disipado. El tráfico lento se mantenía en puntos como la incorporación de la carretera de Toledo, el nudo sur, donde se sale a la carretera de Andalucía y a la avenida de Córdoba, el puente de Vallecas también y los accesos de salida a la N-II. Pero el gran atasco despertaba a los conductores que entraban a Madrid por la carretera de Burgos (A-1) y se metían en el tramo norte de la M-30. El atasco era de unos tres kilómetros y llegaba hasta la calle de Costa Rica. Ya no sorprendía.

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