Pochettino evita la derrota del Espanyol ante el Zaragoza

Espanyol y Zaragoza dirimieron el partido más tópico de la Liga, presidido por la laboriosidad defensiva, la ausencia de imaginación en el ataque, el conformismo del que se adelanta en el marcador, el desesperado adelantamiento de las líneas del que va perdiendo y, como guinda, dos goles originados en los despropósitos defensivos. Así las cosas, empate a uno y el que no se conforma es porque no quiere. Son los tiempos que corren en la clase media del campoeonato.El Zaragoza y el Espanyol, con sus altibajos, pertenecen de pleno a ella. Son dos equipos que necesitan estar afinados al máximo para ofrecer algo digno de admiración. El Zaragoza no pudo explotar ayer el remate de Milosevic, emparedado entre Rotchen y Pochettino e intimidado por la dureza del dúo de centrales argentinos. Sin la pegada de Milosevic, el Zaragoza vivió del crucigrama con el que obnubiló al Espanyol en el centro del campo. No hubo manera de que el ovillo saliera alguna jugada con la rapidez necesaria para que Benítez y Tamudo pudieran encarar con alguna posibilidad la defensa aragonesa. Dos cuartas partes de lo mismo le sucedió al Zaragoza, que se adelantó después del error de la barrera que formó ante la falta lanzada por Acuña. El Espanyol encajonó al Zaragoza y encontró el premio en un balón a la olla que remató Pochettino.