Alzamora parte en la primera línea
El leridano busca hoy su primer título mundial de 125cc frente a la amenaza de Melandri y Azuma
Sólo siete días después del gran día de gloria de Àlex Crivillé en Brasil le llega el turno a su amigo Emilio Alzamora. En Argentina está en juego el título mundial de 125cc, y el piloto español afronta la carrera más importante de su vida. Deberá defender su liderato de la amenaza del italiano Marco Melandri y, en menor medida, del japonés Masao Azuma. Ambos le superaron ayer en los entrenamientos, pero Alzamora partirá desde la primera fila.Esta tarde la cita es a las 15.15 horas (TVE). A partir de ese momento, toca agarrarse fuerte porque llegan curvas. Una carrera de 125cc no admite corazones delicados, y hoy menos que nunca. Los escasos seis puntos de ventaja con que el piloto catalán se presenta al último gran premio del año y los apretados resultados de los entrenamientos de ayer garantizan un espectáculo apasionante.
Si el domingo pasado Crivillé sólo tuvo que certificar el trabajo bien hecho durante la temporada, a Alzamora le toca sufrir y pelearse hasta el desenlace. Su misión parece más compleja que la del nuevo campeón de 500cc. Tiene la mejor posición, pero lo suyo no es definitivo. Se trata de una lucha a cara o cruz. Campeonar o llorar. No hay margen para la precaución ni habrá más oportunidades.
El aperitivo de ayer estuvo entretenido. Hubo guerra psicológica, nervios, marcajes... Separados sus garajes por una fina pared de cemento, los dos candidatos trataron de exhibirse frente al rival. Melandri quiso mostarse dominador; Emilio vendió tranquilidad. El italiano dijo que no tenía miedo; el español, que depende de sí mismo.
Al final, los dos se vieron superados por el tercer hombre de esta historia, el japonés Masao Azuma, que desempeña un papel ambiguo. Por un lado, aún tiene posibilidades de alcanzar el título. Por otro, éstas son tan pequeñas -está a 17 puntos de Alzamora y necesitaría el fracaso de los otros dos candidatos- que podría intentar ayudar a Melandri.
Para el piloto de Lleida, el objetivo es someter a un marcaje severo, tanto como le sea posible, al italiano de 17 años. Si termina pegado a él, será el nuevo campeón (véase el gráfico). Ya lo hizo ayer, marcando el tercer mejor tiempo, a 0,2 segundos de Melandri y a 0,4 de Azuma, el líder de una jornada marcada otra vez por la incertidumbre meteorológica y en la que tanto el japonés como Alzamora se cayeron por culpa de la lluvia y de la pista resbaladiza.
También Crivillé se fue por los suelos, pero su infortunio, causado al pisar la línea blanca que bordea la pista, quedó esta vez reducido a un episodio intrascendente. Se clasificó tercero, cerca de la pole position obtenida por el estadounidense Kenny Roberts. Carlos Checa sufrió un incidente similar, pero tampoco tuvo consecuencias negativas, y marcó el séptimo tiempo.
Tras los pasos de 'Champi'
Emilio Alzamora puede proclamarse hoy campeón del mundo de 125cc sin haber conseguido ni una sóla victoria a lo largo de la temporada. Lleva 15 carreras sin pisar el piso superior del cajón, pero su posible éxito se ha cimentado en la regularidad y la solidez. Ha sido la hormiga de la cilindrada, sumando puntos cada domingo, subiéndose al podio en casi todos los circuitos, sin cometer ni un solo error. Pero hasta ahora, pese a haberlo rozado varias veces, no ha podido ganar ninguna carrera."Lo importante es el título", afirma el piloto de Lleida, "pero me gustaría lograr el triunfo en Argentina". No tiene ningún interés en ser recordado por su circunstancia actual, aunque tampoco sería la primera vez. El precedente de Alzamora se encuentra en los libros de historia y también es español: Manuel Champi Herreros. Nadie más que el piloto manchego ha inscrito su nombre como campeón mundial sin haber ganado ni un sólo gran premio a lo largo de la temporada.
Algunos pretenden desmerecer la forma en que Emilio ha llegado a pelear por el título, pero ya le gustaría a él imitar hoy a aquel jornalero de la moto que fue campeón del mundo de 80cc en 1989. Entonces el éxito de Herreros, miembro del equipo Derbi, quedó ensombrecido por un año grandioso del motociclismo español, por los campeonatos conquistados por Àlex Crivillé, en 125cc, y Sito Pons, en 250cc. A Alzamora le pasa lo mismo por culpa de la nueva y deslumbrante corona del noi de Seva.
Hasta la fecha, Emilio ha puntuado en 14 de los 15 grandes premios disputados. Sólo dejó de hacerlo en Suráfrica porque le tiró su propio compañero de equipo, el italiano Ivan Goi, aunque ya en la carrera anterior a ésa, en Australia, sólo sumó un punto (correspondiente a la 15ª posición) porque el japonés Noboru Ueda se cayó a su lado y le arrastró. Sin estos dos incidentes quizá estaría ya celebrando el campeonato.
Ahora, su propio infortunio y la efervescente progresión de su principal rival, el italiano de 17 años Marco Melandri, han dejado el Mundial en el alero. El piloto catalán llega a la cita decisiva con sólo seis puntos de ventaja en la clasificación. Por eso la carrera de hoy tiene pinta de mano a mano, aunque es él quien llega mejor colocado.
"Melandri tiene la presión, porque no depende solamente de sí mismo", cuenta Alzamora. Y tiene razón: al bambino italiano no le basta con ganar, ya que incluso en ese caso necesita que alguien se intercale entre él y el actual líder. Por tanto, el piloto catalán puede permitirse el lujo de imitar a Champi Herreros y ser campeón. Con la segunda posición tiene suficiente, y este año ya ha alcanzado un resultado así en cuatro ocasiones.
Además, ha subido otras cinco veces al podio como tercer clasificado. Melandri, por su parte, ha ganado cuatro de las siete últimas carreras, pero también ha dejado de puntuar en cuatro ocasiones. El tercer candidato es el japonés Masao Azuma (Honda), que está a 17 puntos de Alzamora en el Mundial y necesita que los otros dos fallen.
A favor del piloto español está el factor Buenos Aires. En su circuito logró su primera victoria y conquistó la única pole-position de su historial, en 1995. Y la urbanización en la que vive con sus padres en Alpicat (Lleida) se llama precisamente Buenos Aires. Sus padres, fieles a su costumbre y para evitar mayores sufrimientos, tampoco verán hoy la carrera por televisión sino que se irán a pasear por los alrededores de Alpicat.
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