El Niño se pelea con las bolsas de plástico

La Junta de Andalucía y el fuerte viento compitieron ayer por ver quién molestaba más a Sergio García. Acabaron empatados, y El Niño con una mueca de mal humor pegada en la boca. Mejoró, de todas formas, su resultado del primer día. Terminó en -4, para un total de -7, aún a siete golpes del líder que se mantiene, el surafricano Retief Goosen. A un golpe (-13) marcha el irlandés Padraig Harrington (11 birdies), ya un aspirante con peso, y a cinco (-9), el pelotón más peligroso, con el escocés Colin Montgomerie (tres birdies en los últimos tres hoyos) y el español Miguel Ángel Jiménez dentro. Todos esos nombres sonaron bien durante la segunda jornada del Volvo Masters, en el campo de Montecastillo, en Jerez de la Frontera, pero acabó más satisfecho que todos ellos un malagueño de 25 años llamado Francisco Cea, autor de un albatros: esto es, consiguió embocar en dos golpes una bola en el hoyo noveno, regulado como par 5; esto es, logró un -3 en un solo hoyo. Unos cuantos aplausos y gritos (poca gente seguía al malagueño), mucho menos ruido, por supuesto, que el que hicieron las bolsas de plástico de la Junta de Andalucía.Llegado al green del séptimo, Sergio García se enfrentaba a un putt de 2 metros para birdie. Sería su tercer -1 de un día en el que todo iba sobre ruedas. Pero falló. Y nada más fallarlo, rodeado de público por todos los lados, levantó la cabeza y dijo algo así como "¿es que la gente no se va a callar nunca?". Luego explicó la razón. "En ese hoyo me enfadé un poco por unas personas que se pusieron a hablar cuando iba a golpear. Pero ha habido más ruidos. No sé por qué, pero había muchas bolsas de plástico en el campo, y con el viento que hacía, hacían mucho ruido".

El campo estaba lleno de bolsas de plástico, blancas, con las letras Junta de Andalucía en su correspondiente verde, porque el organismo presidido por Manuel Chaves, en su loable intento de promocionar el golf para atraer turismo de gasto en la región, ha organizado un buen servicio. 1.000 pesetas, incluida la entrada e incluidos, por eso las bolsas, los bocadillos y una coca cola. Y por eso, decenas, casi centenas, de jubilados ingleses y de jóvenes aficionados andaluces. Todos con su gorrilla azul. Todos con su ruidosa bolsa blanca con los bocadillos.

El invento de Tiger Woods

Para muchos espectadores y expertos, lo que Tiger Woods intentó el jueves en el hoyo 15º en el torneo de Houston fue intentar remedar el ya mundialmente famoso golpe del árbol inventado por Sergio García en el 16º de Medinah durante el último campeonato de la PGA. No lo analizaron así ni el propio Tiger Woods ("simplemente intenté sacarla a la calle para llegar con el tercer golpe al green y así salvar el par", dijo el jugador norteamericano), ni el propio Sergio, quien lo vio por televisión y ayer comentó: "No se pareció en nada a mi golpe, porque, aunque él estaba detrás de un árbol también, yo no tenía una piedra así delante de la bola". En realidad, Tiger Woods inventó el golpe de la piedra: si hubiera movido el canto, se le habría movido la bola, con lo que habría sido penalizado con un golpe, así que Tiger decidió golpear a la piedra antes que a la bola y dejar que la física hiciera el resto de la misma manera en que lo hace con las bolas de billar. El resultado también difirió bastante. El Niño colocó la pelota de forma imposible en el green y Tiger Woods no sólo la dejó en la calle, no sólo no salvó el par, sino que las ondas del golpe en la piedra le recorrieron todo el cuerpo. El dolor fue insufrible y degeneró en una lesión conocida como "plexo braquial", o más comúnmente "tirón en el cuello", o, en palabras del Tigre, "un pinzamiento en el nervio". Tiger Woods calcula que se recuperará sin problemas y que la próxima semana estará en el torneo de Valderrama, en el que ya podrá desafiar, cara a cara, a Sergio García.