La economía de EE UU crece un 4,8% sin apenas inflación durante el tercer trimestre
Wall Street celebró ayer con una fiebre compradora la buena noticia de que la economía de Estados Unidos continúa creciendo con vigor y manteniendo la inflación bajo control. El índice Dow Jones, ahora renovado con la entrada de valores propios de la era digital como Microsoft e Intel, tuvo una importante subida y ganó al cierre 229 puntos, un 2,2%. Según los datos facilitados ayer por el departamento de Comercio, el producto interior bruto (PIB) de EEUU creció un 4,8% en el tercer trimestre de este año. Las Bolsas europeas tuvieron alzas generalizadas.
Todo eran parabienes en Wall Street y el resto de escenarios económicos de la primera potencia del planeta. Y ello, con un índice especial de inflación asociado a ese trimestre del 0,9%, muy por debajo del 1,2% esperado. Crecimiento sin inflación implica, en teoría, que la Reserva Federal (banco central) no tiene demasiadas razones para incrementar sus tipos de interés por tercera vez este año en su reunión del próximo 16 de noviembre.Puede hacerlo, porque en su último encuentro, el de comienzos de este mes, Alan Greenspan y los suyos señalaron explícitamente que se reservan esa posibilidad. Pero el dato de inflación difundido la pasada semana -un 0,4% de incremento del IPC en septiembre- y los de ayer no empujan en la dirección de encarecer el precio del dinero. En la actualidad, el principal tipo del banco central se sitúa en el 5,25%.
Ocho años de expansión semejante no se conocían en EEUU desde los cincuenta y la primera mitad de los sesenta. El actual ciclo de expansión en la primera potencia del planeta es peculiar no sólo por su duración, sino porque, a diferencia de otros, no está relacionado con periodos de guerra o posguerra. Los teóricos se están viendo obligados a revisar sus doctrinas, sin haber encontrado todavía una que explique de modo suficiente el fenómeno.
Greenspan, no obstante, ha reiterado en repetidas ocasiones que le preocupa la excesiva euforia de los agentes económicos del país y muy en particular la de los inversores en Wall Street que, en opinión del presidente de la Reserva Federal, están sobrevalorando las acciones de las empresas.
Pero Wall Street volvió ayer a hacer oídos sordos a los temores de Greenspan y el humor comprador se impuso mayoritariamente.
Otro porcentaje difundido ayer por el departamento de Trabajo, y siempre seguido muy de cerca por Greenspan, contribuyó al optimismo. El índice de coste del empleo subió un 0,8% en el tercer trimestre, por debajo del 0,9% previsto por los analistas y del 1,1% que había alcanzado en el segundo trimestre. No existen, pues, señales de que las empresas norteamericanas estén sufriendo una gran presión al alza en el coste, salarial y no salarial, del empleo.
Tras haber estado a punto de caer por debajo de los 10.000 puntos, el Dow Jones entró en otro periodo alcista -anoche cerró en 10.623,8 enteros- tras conocerse la pasada semana que el IPC de EEUU creció en septiembre un 0,4%. Si se descuentan los precios de la gasolina, los cigarrillos y la ropa, los precios casi no subieron ese mes. Los analistas e inversores interpretaron ese dato como prueba de que la inflación norteamericana, aunque superior a la de 1998, sigue estando bajo control.
La entrada esta semana en el Dow Jones de valores emblemáticos de la era de los ordenadores y el Internet, como Microsoft e Intel, y las cifras facilitadas ayer han consolidado la recuperación de Wall Street, que anoche cerró con un alza del 2,2%. El 4,8% de crecimiento del PIB en el tercer trimestre, que sigue a un modesto aumento del 1,6% en el segundo trimestre, parece indicar que persisten los fundamentos, y uno de ellos es la revolución digital, que están empujando esta década a la economía estadounidense de un modo sin precedentes.
Los mercados de valores europeos y latinoamericanos se fueron detrás de la Bolsa de Nueva York, informa Rafael Vidal. Madrid ganó el 1,84%, 15,51 puntos, aunque todavía se mantiene por debajo del nivel de apertura del ejercicio. México subió un 3,62% y Brasil, el 1,46%.
Francfort, el mercado más beneficiado por la estabilidad de los tipos de interés, subió el 2,14%, mientras que París ganaba el 1,14% y Londres un 1,71%. Las declaraciones de Otmar Issing, economista jefe del Banco Central Europeo (BCE), en las que desligaba el crecimiento de la masa monetaria de una subida automática de los tipos de interés, también influyeron en el comportamiento de los mercados financieros europeos, en los que la rentabilidad de la deuda a 10 años ha bajado con fuerza en los dos últimos días. El bono español cerró en 5,46%, 22 centésimas por debajo del pasado martes.
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