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El juez ordena el ingreso en la cárcel de Martutene del acusado de asesinar al indigente de Bilbao

El Juzgado de Instrucción número 2 de Bilbao ordenó ayer el ingreso en la prisión guipuzcoana de Martutene de Alberto Aguirre, de 20 años, después de que el sospechoso reconociera haber matado a José María Rodríguez, de 47 años, la noche del pasado sábado en Bilbao. El presunto asesino declaró ante el juez que conocía a su víctima desde la víspera de los hechos. La noche del suceso, el joven ató de pies y manos al mendigo, le abrió la boca y le metió, hasta tres veces, un hierro de 20 o 30 centímetros. Luego le prendió fuego para hacer desaparecer el cuerpo.

Alberto Aguirre Abilleira, de 20 años, apenas metro y medio (155 centímetros) de estatura, pelo corto y rostro infantil, reconoció ayer ante el juez haber matado a José María Rodríguez, de 47 años, a quien había conocido la víspera del crimen en un banco público de la plaza de La Casilla. Su intención era "darle un escarmiento" tras una discusión sobre el lugar que cada uno debía ocupar en el exterior de la Parroquia de la Inmaculada, donde habían acudido a pedir limosna. Sin embargo, tras agredirle brutalmente y ante el temor de que estuviese con vida y pudiera identificarle, decidió matarle, según señaló en su declaración judicial, a la que ha tenido acceso este periódico.A primera hora de la tarde, el juez Fernando Grande Marlaska, titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Bilbao, ordenó el ingreso en la prisión de Martutene de Alberto Aguirre. Para entonces había declarado durante más de dos horas ante el juez, el fiscal y un abogado de oficio. Explicó cómo conoció y mató a José María Rodríguez Álvarez, quien le había contado que era de Madrid, tenía dos hijos y desde hacía tres meses vivía en Bilbao de limosnas.

El acusado relató que sobre las once de la mañana del sábado 23, después de haber dormido ambos en los soportales de la iglesia, fumaron unos cigarrillos e hicieron algunas compras en un supermercado cercano. Sin embargo, el acuerdo al que habían llegado para ayudarse mutuamente se rompió pronto. El joven acusado, que dice estar en tratamiento de desintoxicación de cocaína y heroína desde hace un mes, reconoció que insultó a la víctima llamándole "maricón, payaso e hijo de puta", cuando éste le impidió colocarse en la puerta de la iglesia de la Inmaculada, su sitio habitual, para mendigar.

La discusión siguió intermitentemente a lo largo del día. Llegó un momento en el que Aguirre, según su declaración, "se puso nervioso" y agarró a Rodríguez por detrás del cuello con la mano izquierda, mientras con la derecha "le pegó un puñetazo y le dijo que le iba a matar". Entonces, le llevó hasta las vías de la estación de Feve en Basurto, en las inmediaciones, al lugar "más apartado y sin gente". Eran las once de la noche del sábado y entre ambos habían bebido dos cajas de vino. En un momento de la declaración, y de forma confusa, el acusado comentó que había pedido a su compañero que le agarrara como si fuera su padre. Añadió, no obstante, que desconocía que fuera homosexual y que por parte de Rodríguez no hubo insinuación alguna en este sentido.

Ya en las vías del ferrocarril, el acusado le ordenó que se sentara. Cogió un cinturón, le ató los pies y las manos "sin resistencia", y después le dio "cuatro o cinco veces en las piernas" con un palo de madera "que era gordo como un brazo y tendría como un metro". La víctima gritó. El agresor cogió entonces un hierro oxidado del suelo, de unos 20 o 30 centímetros, "delgado", y "se lo metió en la boca hasta la garganta". Le cogió por la nariz y le obligó a abrir la boca. Lo hizo en tres ocasiones, "incrustándoselo". Decidió acabar con la víctima porque tenía miedo de que le denunciara si sobrevivía.

Luego se dirigió al muro cercano que separa las vías de la calle y se fumó un cigarrillo. Regresó y vio que la víctima, boca abajo, no se movía y respiraba con dificultad. Entonces le pisó la cabeza y arrojó tres piedras. Le tapó con una alfombra que había en el lugar. Cogió la chamarra, le prendió fuego con un mechero y la arrojó sobre el cuerpo. Después, volvió al muro y fumó.

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Posteriormente, tal y como relató a la Ertzaintza, simuló ser un testigo, hasta que se desmoronó su versión. El presunto autor aseguró ante el juez que el día de los hechos "tenía un punto", pero que sólo había tomado vino. "Sabía lo que estaba haciendo, pero que, por otro lado, no se daba cuenta". Reconoció que ha sido detenido por robo con violencia, pero no por agresiones, y afirmó que no tiene animadversión hacia los mendigos.

Alberto Aguirre había sido expulsado del albergue de Elejabarri por violento, según informó el Ayuntamiento de Bilbao. [El grupo municipal socialista pidió ayer la comparecencia urgente del concejal del área de Bienestar Social para informar de "la falta de organización y seguridad en el centro"].

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