Italia arde por la sanción a Ferrari
Los grandes rotativos italianos de información general coincidieron ayer en aunar dos términos en sus titulares de primera página: Ferrari y beffa, es decir, burla, mofa. Sólo este término encierra la explicación de un suceso: la descalificación el domingo de los bólidos rojos en el Gran Premio de Malaisia y la pérdida del título mundial, después de un doblete que hizo estallar de felicidad la localidad de Maranello (Norte de Italia), sede de la Ferrari. Ayer, la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) anunció que el recurso presentado por Ferrari será visto el viernes en París.
La reaparición de Michael Schumacher, tras tres meses de convalecencia debida a un accidente, había concentrado la atención de media Italia en la carrera de Sepang. Así es que cuando los informativos dieron noticia del triunfo deslumbrante de Ferrari, gracias a la pericia del corredor alemán que dejó pasar por delante a su segundo, Eddie Irvine, asegurándose casi la posibilidad de ganar el Mundial, Italia entera dio saltos de alegría. Pero el paso de la alegría a las lágrimas fue cosa de tres horas, lo que transcurrió entre el final de la carrera y la descalificación de los dos Ferrari por un mi-núsculo error de 10 milímetros en un deflector lateral más estrecho de lo permitido por el reglamento.La descalificación le supuso a Ferrari la pérdida definitiva de los dos títulos, el de pilotos y el de marcas, a la espera de lo que suceda con el recurso presentado inmediatamente por la marca italiana. Ayer, la FIA publicó un comunicado en el que especificó que la apelación será estudiada el próximo viernes en París en una reunión de su Comité Internacional de Apelación, que es independiente del departamento deportivo de esta entidad. Al menos tres de los 15 miembros que componen este comité deberán reunirse, y su resolución -conocida habitualmente un día después de la vista- es inapelable.
Ayer se escucharon en Italia opiniones para todos los gustos. Gianni Agnelli, presidente de honor de Fiat (propietaria de Ferrari) señaló: "Todo el mundo ha podido ver quién ha ganado y de qué manera en Malaisia". Paolo Fresco, presidente de Fiat, se negó a aceptar la posibilidad de que haya un verdadero compló contra Ferrari, como han sugerido algunas voces. "Hemos ganado sobre el terreno y por todo lo alto. No nos dejemos influenciar demasiado por este tristísimo episodio de la descalificación. Se trata de un asunto muy grave, muy serio. Estamos estudiando con mucha atención todos los aspectos", dijo.
Ayer, sin embargo, Luca di Montezomolo, presidente de Ferrari, ratificó toda su confianza en Jean Todt, director deportivo de la escudería. "Concéntrate en Japón", le respondió a Todt, cuando éste le planteó su dimisión. Tanto el presidente del Automóvil Club de Italia (ACI), Rosario Alessi, vicepresidente además de la federación internacional, como el director deportivo de Ferrari, Jean Todt, insistieron en subrayar que la pena impuesta a la escudería italiana es excesiva a tenor de lo irrelevante del defecto. "El castigo es desproporcionado", declaró ayer Todt de regreso a la base de Maranello. No es casual que los tres aspectos sobre los que se basa la apelación de Ferrari sean, por un lado, el de la involuntariedad de la infracción técnica, por otro, la inutilidad de la misma, y por último, la circunstancia de que hasta aquel momento nadie lo había detectado. Y es que, todos los técnicos están de acuerdo en señalar que los deflectores laterales más estrechos -se trata de una pieza de valor aerodinámico-, no mejoran en nada el vehículo.
Por su parte, Alessi se explicó del modo más gráfico. "Esta descalificación es como aplicarle la cadena perpetua al que aparca en lugar prohibido". El presidente de la ACI aseguró que apoyará a Ferrari ante el tribunal de París. Las posibilidades de que la decisión sea positiva para Ferrari son pocas. La primera corredora italiana de F-1, Giovanna Amati, recordó que "el veredicto de los comisarios de pista no suele ser rectificado". Sin embargo, en varias ocasiones eso se ha producido.
Ayer, los técnicos del equipo recordaron que, curiosamente, el defecto lo tenían ya los prototipos Ferrari que corrieron recientemente en Alemania. En aquella ocasión no ganaron y a nadie se le ocurrió decir que infringían el reglamento. La amargura en Maranello era tal que más de un miembro del equipo adelantó la sospecha de que McLaren, la escudería rival, hubiera utilizado espías para cazar a Schumacher y a Irvine. Amati no está de acuerdo. "Existe un reglamento y hay que respetarlo", sentenció.
La prensa alemana ensalzó la labor de Schumacher pero fue dura con Ferrari, a la que acusó de hacer una nueva "tontería".
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