Celebración rutinaria
Canal Nou. Gala de aniversario. 9 de octubre de 1999
Seguro que hay que tomarse en serio a Amadeu Fabregat, primer director efectivo del asunto, cuando escribe su lamento marisquero por no haber inventado para Canal Nou un espacio como Tómbola, aunque hay que apresurarse a añadir que confeccionó estupendos anticipos de ese espléndido programa, lo que no hace sino agrandar su figura de precursor de lo que andando el tiempo y la política nos iba a caer encima. De aquellas gambas vienen estos estofados de chorizo, y basta con ver la antología de diez años de programación en nuestra tele autonómica y la gala de aniversario que nos endosaron en la noche de nuestra fiesta nacional para persuadirse de que se trataba, desde el principio de los tiempos de su inauguración, de situarse lo más lejos posible de Revista de Occidente para entregarse con cierto frenesí a las variedades arrevistadas del antiguo teatro Alkázar.
Canal Nou ha conseguido por fin esa pátina cosmopolita que tanto prestigio aporta a las televisiones locales, y si en su gala de aniversario se desdeñó invitar a El Titi, Rosita Amores, Queta Claver, Chanquete y Conchita (Márquez) Piquer en favor de gentes como Boselito o Francisco, Azúcar Moreno o La Década Prodigiosa, Rosario o Sergio Dalma, es seguramente porque tampoco en esta ocasión pudieron contar con Julio Iglesias, pero resulta del todo incomprensible la ausencia de un renovado Camilo Sesto que viene arrasando en la pequeña pantalla desde hace algunos meses.
"Marco incomparable"
La Gala, presentada con la corrección de siempre en estos casos por Ximo Rovira y Núria Roca, modositos, educados, graciosillos, permitiéndose incluso alguna que otra private joke, con sus gotitas de nostalgia y todo, creo yo que estaba pregrabada en desdoro del directo, porque sólo así se entiende que al principio se pudiera ver a algunos de los invitados de alto copete en pleno manejo de cuchillo y tenedor sobre el mantel y que menudearon los planos de autoridades que, muy probablemente, desaparecieron del marco incomparable del calatraveño Museo de las Ciencias una vez fotografiados in situ. Lo del marco incomparable lo repitió Núria Roca cada vez que intervenía entre canción y canción, con una insistencia que no sé yo si sería de pretensiones irónicas.
Claro que también son ganas de cenar a los acordes de un Francisco, primera de las estrellas en intervenir ("a una mujer se la va ganando haciendo bello su amanecer", entonaba el rapsoda cantarín), sin que se te corte la digestión. Lo mismo fingían cenar y tampoco lo hicieron.
Lo demás, pues nada, lo de siempre. Gala de estrellas, pero menos, alternada con historias propias de los últimos diez años, y el animoso ballet de costumbre amenizando los fondos. Se echaba de menos la presencia de José Luis Moreno y sus grititos de regocijo. Hasta tal punto era éste un programa perfectamente intercambiable. ¿Revista de Occidente? Atracción de feria del cauce del río navideño. Yo le daría el próximo galardón del Consell al mérito cultural a María Abradelo. A fin de cuentas hace tanto por la cultura como Mª Consuelo Reyna.
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