Àlex Crivillé, con gripe, arranca con mucha prudencia en Suráfrica

Àlex Crivillé se tomó con calma la primera jornada de entrenamientos para el Gran Premio de Suráfrica del domingo. Quedó séptimo porque no necesitaba forzar más y porque todas las razones le aconsejaban prudencia: su mano izquierda, rota aún, sufre las consecuencias de la caída de Australia, su garganta padece las molestias de una gripe, su cabeza sabe que el primer día no hay que apretar, y su calculadora indica que le falta muy poco para asegurar el título.Con estos argumentos, Crivillé no se inmutó por los resultados de sus dos rivales en el Mundial. Aunque el estadounidense Kenny Roberts (Suzuki) lograra ayer el mejor tiempo y el japonés Tadayuki Okada (Honda) fuera segundo, el catalán depende de sí mismo. Teme más a sus problemas físicos que a su enemigos.

A falta de tres carreras, Àlex tiene muchas oportunidades de ser campeón. La primera será mañana: si gana en el nuevo circuito de Welkom y Okada no queda segundo la tarea de un año quedará completada. El japonés tiene una desventaja de 41 puntos en la clasificación, mientras que Roberts está a 51 puntos del líder. "No me encuentro nada bien. Cuando llevaba unas vueltas me venían náuseas y tenía que entrar en boxes para descansar. Lo cierto es que estoy fatal, tengo una gripe tremenda y voy a tope de antibióticos. Al menos la mano va mejor; me molesta, pero ya llevo los manillares en una posición casi normal y encima de la moto me encuentro a gusto", explicó Crivillé, que quedó a casi un segundo de Roberts ayer.