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Pujol incluye en sus promesas obras previstas desde los años ochenta

Cataluña tiene garantizada más del 16% de la inversión del Estado para los próximos años, gobierne quien gobierne. Así lo explicó ayer el presidente de la Generalitat y candidato por CiU a la reelección, Jordi Pujol, en un acto convocado para dar cuenta de los logros y proyectos en materia de infraestructuras. Pujol incluyó entre sus promesas varias obras previstas desde los años ochenta, tales como el desvío del Llobregat o el tramo de la N-II en Igualada.

La garantía de que Cataluña reciba un porcentaje superior al 16%, mínimo fijado por CiU sobre la base de que ese es el porcentaje de la población sobre el total español, deriva de que los proyectos en marcha (AVE, ampliación del aeropuerto y del puerto y desvío del río Llobregat) se prolongarán durante años.Pujol dividió los proyectos de infraestructuras en dos bloques: aquellos cuya financiación depende del Gobierno central, en solitario o en colaboración con la Administración autonómica; y los que dependen en exclusiva del Ejecutivo catalán. La mayoría de los proyectos se arrastran durante años, alguno más de un decenio, pero ahora, aseguró Pujol, ya no hay vuelta atrás.

El candidato de CiU aprovechó para cargar contra los socialistas que, en años anteriores, habían rechazado alguno de estos planes. Así, aseguró, Pasqual Maragall, candidato del PSC, no quería el AVE hasta la frontera y tampoco lo admitían José Borrell y Felipe González.

Entre lo que pasará en el futuro está la ampliación del metro de Barcelona con la construcción de una nueva línea, que será la número 9. Esta ampliación colma las aspiraciones del Ayuntamiento barcelonés, que durante los últimos años se ha quejado de que la ciudad no recibía inversiones para el metro, al contrario de lo que ocurre en Madrid. Pujol explicó ayer que esas críticas eran infundadas y puso como ejemplo esa nueva línea cuyo estudio aún no ha sido adjudicado.

Entre los planes de obras citó el desvío del Llobregat y la ampliación del puerto y del aeropuerto. La primera obra es imprescindible para las segundas. También el desvío del Francolí, en Tarragona; la línea del AVE hasta la frontera; la depuradora del Llobregat; mejoras y variantes en la N-340, carretera nacional que discurre paralela a la costa y a la que Pujol rebautizó como 343; la conversión definitiva de la Nacional-II en autovía; el acueducto que abastezca a Barcelona y su entorno desde el Ebro o el Ródano, según permita el futuro Plan Hidrológico Nacional. Todas estas obras deben ser financiadas por el Gobierno central y el mérito de CiU, explicó Pujol, es marcar al Ejecutivo, sea el que sea, para que se haga.

Cataluña, aseguró Pujol, ha recibido durante años un trato discriminatorio del Gobierno central. En los ejercicios pasados, sólo en 1995 llegó a recibir el 15% de las inversiones totales del Gobierno central. Esta cifra no ha sido lograda ni en 1996, ni en 1997 ni en 1998, años en los que ha gobernado el Partido Popular con el apoyo de CiU. Pero llegará en 1999, afirmó Pujol, gracias a las "presiones y negociaciones de CiU".

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Al hablar de las inversiones del Ejecutivo catalán, Pujol citó la política de suelo industrial, destinada a fomentar polígonos de desarrollo en diversos puntos de Cataluña.

Jordi Pujol explicó el programa de CiU en materia de infraestructuras en pleno pasillo del aeropuerto de Barcelona. La abundante presencia de periodistas y cámaras hizo que el paso para los pasajeros resultara incómodo y que protestaran, en vano, los responsables de los servicios aeroportuarios.

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