Gutiérrez gana el primer oro español aficionado con la bici de Olano
Desgraciada la historia de Michael Rogers. Hace dos años, en el Mundial de San Sebastián, el ciclista australiano fue segundo en el Mundial contrarreloj en categoría júnior por una diferencia de un segundo y 12 décimas con respecto al alemán Torsten Hieckman. Ayer, en la hermosa Treviso, en la primera jornada de los Mundiales 99, el australiano volvió a ser segundo, ahora en la categoría sub 23 (antiguamente conocidos como aficionados), ahora por una diferencia de nuevo ínfima: un segundo y seis décimas. Claro que poco importaría en España la desventura de un desconocido y joven ciclista australiano si no fuera porque gracias a ese segundo y seis décimas (redondeado en dos segundos en la clasificación final) un espigado español de Cantabria, de 20 años, llamado José Iván Gutiérrez, se proclamó campeón del mundo contrarreloj. Lástima por el australiano, pero que comprenda, era nada menos que la primera medalla de oro del ciclismo aficionado español en toda su historia.José Iván Gutiérrez, nacido en noviembre de 1978 y residente en Hinojedo-Suances, no esperaba ganar. "Nunca me imaginé que podría hacerlo", dijo después. "Es más, venía muy pesimista, porque hace dos semanas quedé séptimo en el Gran Premio de las Naciones y me dije que si eso era el nivel mundial yo no tenía nada que hacer. Sí, venía tocado psicológicamente". Pero ganó. Y con la bici de Olano. Moviendo un desarrollo de ciclista mayor, un 55 x 11, moviéndolo deprisa, a 50,421 kilómetros por hora de media durante los 33 kilómetros de recorrido. Y moviéndolo más deprisa al final, cuando cuajó su victoria, a más de 60 por hora en el llano. Antes no lo había pasado muy bien con el viento, que se lo llevaba de lado a lado. Pero sólo hasta que se acopló. Entonces, en esos últimos kilómetros, Gutiérrez, que pasó cuarto por el primer punto de referencia, a los 10 kilómetros, y segundo por el de los 24, acabó definitivamente con las esperanzas del desgraciado australiano Rogers, a quien sacó 19 segundos en nueve kilómetros. "No sé cómo ha podido ser", explica Gutiérrez. "Magro me decía desde el coche que iba muy bien, que podía llegar a una medalla, pero la clave fue un corredor que llevaba por delante, que me sirvió de referencia hasta que lo doblé". Y el amuleto, la bicicleta, una bicicleta que le debió de transmitir las esencias de clase de su habitual usuario. "Sí, he usado la misma Giant que utiliza habitualmente Olano", dice.
Ni Induráin ni Olano
Ni Induráin, ni Olano, los dos campeones mundiales españoles contrarreloj, nunca ganaron un Mundial de aficionados. Tampoco ningún otro ciclista español. "No sabía que yo fuera el primer oro aficionado", reconoce Gutiérrez. "Espero no ser el último. A ver si viene más gente detrás". Pero antes está su propio futuro. Gutiérrez, un puro producto del ciclismo federativo, internacional y participante en Mundiales juveniles desde que tenía 16 años, ya ha corrido con profesionales este año, desde septiembre, como becario del ONCE. Su mayor éxito ha sido un cuarto puesto en una etapa de la Vuelta a Polonia. Y con el ONCE seguirá corriendo los próximos años otro ciclista rodador y fuerte, estilo Induráin, estilo Olano. "Manolo Saiz dice que soy un culón como Olano, que tengo que adelgazar un poco para ir mejor en profesionales. La verdad es que sí, que mis 73 kilos son un poco bastante para mis 1,81 metros, pero aun así sí que paso la montaña. Me defiendo bien en todos los terrenos".¿Con qué sueña un campeón del mundo? "Nada, nada de soñar. Hay que tener los pies en el suelo. Ahora estoy contento por haber llegado a profesional. Después ya soñaré con un palmarés, pero está más que claro que como el de Induráin no va a ser, seguro que no; pero si fuera un corredor como Olano no estaría nada mal. Ya me conformaría yo con la cuarta parte de su historial".
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