Arenas atribuye a Manuel Fraga la paternidad exclusiva de la renovación del partido en Galicia

La renovación de dirigentes en el PP gallego ha sido decisión exclusiva de su líder, Manuel Fraga, según aseguró ayer el secretario general del partido, Javier Arenas, en la clausura del congreso regional. Arenas puso todo su ardor dialéctico en convencer a los presentes de que nunca ha habido discrepancia alguna entre las direcciones nacional y regional, y colmó a Fraga de toda clase de elogios, incluido el de haber patentado hace 25 años el concepto de "centro reformista".

LOS CONGRESOS DEL PPLa candidatura única a la ejecutiva, con un respaldo del 94%, expresa el propósito de Fraga de desactivar el conflicto interno retirando a sus principales protagonistas de los puestos clave. Una vez que las decisiones más importantes habían sido tomadas de antemano, el congreso del PP gallego se clausuró ayer en un aparente clima de concordia y con la novedad del voto secreto. Pero las palabras de los dirigentes dejaron entrever que la batalla, cuyo objetivo es la sucesión de Fraga, sólo ha sido aplazada. Así quedó patente en el discurso del líder del PP de Ourense, José Luis Baltar, uno de los barones territoriales que rechazan cualquier injerencia de la dirección nacional.Baltar ensalzó al secretario general saliente, Xosé Cuiña, la principal víctima de la renovación, junto al ministro de Sanidad, José Manuel Romay, y dejó claro que seguirá apoyándolo para suceder a Fraga. "El futuro está de tu lado", espetó a Cuiña. El presidente del PP de Lugo, Francisco Cacharro, más cauto, no olvidó advertir de que la organización regional debe ser "cada vez más autónoma y reivindicativa". Por su parte, Cuiña se quejó en su despedida contra los que le "colocaron piedras en el camino". El que durante mucho tiempo pasó por delfín de Fraga no se quedó corto al declarar su fidelidad al viejo líder: por él se declaró dispuesto "a cruzar el Miño o el Amazonas, o subir al Everest". Fraga, sin embargo, se mostró frío en su despedida a Cuiña, más incluso que Arenas, quien dijo que del anterior secretario regional sólo había recibido "trabajo y lealtad".

Arenas guardó sus más floridos elogios para el fundador del PP, tras el pulso que ambos mantuvieron por la pretensión de Fraga, más tarde abandonada, de nombrar vicepresidente. "Todo lo que ha pasado en Galicia ha sido a instancias de Fraga", subrayó Arenas, "y la renovación ha sido impulsada por él. Fue, es y será siempre nuestro presidente".

Arenas se explayó en detalles para subrayar la extraordinaria hospitalidad con que Fraga es recibido en la sede nacional del partido. Recordó, por ejemplo, que el presidente fundador tiene despacho propio en la sede de la calle Génova y cuando acude a Madrid, es el secretario general el que abandona su lugar de trabajo para acudir allí, y no al contrario.

Aunque la organización informó de que había 1.500 compromisarios acreditados, los votos emitidos fueron 1.228. Como sólo se presentó una candidatura, el único medio de protesta eran los votos blancos o nulos, que sumaron 76. La ejecutiva pasa de 32 a 45 miembros, el 57%, nuevos. Cuiña, los barones que lo apoyan y los ministros Mariano Rajoy y José Manuel Romay quedan como vocales de la ejecutiva, aunque los dos últimos con el adorno de sendas "presidencias de honor". Fraga apuntó a los periodistas que pretende conseguir un partido "más integrado" y con menos dependencia de las estructuras provinciales. Pero reseñó que, aunque se hayan renovado los cargos, "no habrá cambio de dirección".