El mural AGUSTÍ FANCELLI
La última vez que nos vimos fue por las municipales. Antoni Lucchetti arengaba a un grupo de 30 personas en un centro cívico de Ciutat Meridiana. Aquel acto debía haberse celebrado en la plaza Roja del barrio, pero una inoportuna fiesta mayor lo impidió. Seguramente, el líder de Esquerra Unida i Alternativa se quedó con ganas de baño de masas al aire libre. Por eso, ayer, se encontraba en otro enclave no menos izquierdista de la ciudad: el puente del Treball, en La Sagrera. Al aire libre, pues, estaba. En cuanto a las masas, siguieron empecinadas en no superar la treintena de individuos. Pero, atención, no eran los mismos que asistieron al mitin de junio. Los de ayer eran jóvenes procedentes de las áreas de Juventud y de Inmigración del partido, según nos hizo saber el candidato a la presidencia de la Generalitat, inasequible al desaliento. A ver, Jaimito: si dos áreas de un partido movilizan a 30 personas, ¿cuántas áreas más habrá que crear para llegar al centenar de personas movilizadas? Pero a Lucchetti y sus muchachos la aritmética simple les tiene sin cuidado. Ellos se habían citado en el puente del Treball para inaugurar una pintada encabezada por el lema "Cap persona és il.legal", que con toda seguridad no se refería a Mario Conde, sino al problema de la inmigración. En el mural se veía, efectivamente, un perfil de España muy escorado hacia el Magreb y unas manos multirraciales unidas en estrella. "Ni llei d"extrangeria ni pateres", rezaba en la base de la composición un último aviso con pocas probabilidades de aludir al yate Alejandra del ex banquero. En fin. Dos chicos armados con bongos ponían la banda sonora al evento, mientras Lucchetti declaraba que España debe recordar su reciente experiencia en materia de inmigración y evitar convertirse en el policía de Europa. Concluidos los parlamentos, los bongos subieron el volumen y los militantes más lanzados se pusieron a dar palmas y a mover el caderamen. Y Lucchetti, que es un señor con cara de liberal de 1848, se unió jovialmente al contoneo general, mientras señalando una cámara de televisión decía: "Amb això podem perdre tots els vots, però que es fotin, tu!". ¿Quién tiene que fotre"s? La verdad es que las campañas electorales provocan escenas muy extrañas.
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