Gitanos rumanos
Se publica muy frecuentemente en los distintos medios de información la postura obsesiva que mantiene doña Cristina Almeida en el tan llevado y traído tema de los gitanos rumanos que se han metido en España en completa ilegalidad y para los que exige bula que les permita quedarse en este país olvidándose de la Ley de Extranjería, papel mojado, a lo que se ve, para esta señora y la otra Cristina, la concejal Cristina Narbona.Si realizaran una encuesta entre los madrileños comprobarían que lo que van a lograr es todo lo contrario. Hay una pregunta por hacer: ¿a qué vienen tantas contemplaciones con gente que jamás trabaja, que es nómada y que basan su forma de vida en la mendicidad? ¿Por qué primarles con eso de que si al cabo de tres meses se han insertado se les otorgará permiso de residencia en España, algo que a los emigrantes marroquíes que llegan a España jugándose la vida y huyendo de la miseria les cuesta años conseguir?
El embajador rumano lo expuso muy claro en su día: "Ustedes no saben quiénes son estas gentes". Y añadió que se lo había advertido a las autoridades españolas, pero que no le habían hecho caso.
En el pasado día 12, el diario EL PAÍS insertó un artículo sobre los gitanos rumanos que se han establecido en la acera y camino de San Roque, en el que decía: "Como hacen sus necesidades al aire libre, el hedor que se eleva es irrespirable". De una vez por todas, ¿es que la sanidad municipal o de la Comunidad no tiene nada que decir?
Recientemente se ha podido leer en los diarios que Finlandia ha expulsado de su territorio a los 1.200 gitanos rumanos que se habían metido en él. No existe ni un solo país en Europa que no haya enviado de regreso a Rumania a los gitanos que trataron de instalarse en él. Pero, claro, hasta en esto España es diferente. Causa risa leer que el Ayuntamiento propuso a los rumanos pagarles el billete de avión para que regresaran a Rumania, y como éstos se negaron, pues aquí se han quedado.- .
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