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Entrevista:CARMEN CALVO

CONSEJERA DE CULTURA "El Gobierno me dijo "no" al Año Velázquez"

Las conmemoraciones de García Lorca y Velázquez, la apertura del museo Picasso en Málaga. Estos son algunos de los argumentos que presenta Carmen Calvo para respaldar su trabajo. Sostiene que en tres años y medio ha tenido que defender las competencias andaluzas de las tarascadas de Madrid, echa de menos su trabajo en la Universidad y quiere volver.Pregunta. Al director teatral Salvador Távora le han prohibido en Cataluña la representación de su versión de Carmen porque en ella se lidiaba un toro. ¿Qué piensa? Respuesta. Aparte del reconocimiento a una compañía veterana como La Cuadra, soy comprensiva con lo ocurrido. Comprensiva con lo taurino y con ese porcentaje creciente de gente joven que no defiende la manera en que un animal muere. Comprendo a las dos partes sin contradicción. Y por tanto, que haya existido un conflicto de esa naturaleza en Cataluña. Me parece que forma parte de una contradicción inevitable en la que este país vive. Por un lado está el mundo de la tradición y por otro un mundo en el que mucha gente joven piensa al contrario. Y lo digo con toda sinceridad y con todo riesgo. Soy de las que piensa que no es bueno matar nada que esté vivo. No ha sido un choque de la cultura andaluza con la catalana. En Cataluña hay dos millones de andaluces que conviven en un mestizaje excelente. Insistir en tópicos de enfrentamiento es absurdo. P. Sin abandonar el teatro, ¿la incorporación de José Carlos Plaza al Centro de Artes Escénicas de Andalucía fue a despecho de su cese como director del teatro de La Zarzuela de Madrid? R. Lamento que las fechas coincidieran y que en este país haya vetos políticos a profesionales prestigiosos como él. Si el ministro de Educación y Cultura no lo hubiera cesado como director de la Zarzuela, Plaza habría aparecido en Sevilla y Granada porque desde el mes de enero se estaba haciendo cargo de la programación del Centro de Artes Escénicas de Andalucía. Lamento la coincidencia de un cese impropio de un Estado democrático con la fecha de la presentación de los cursos. P. El cuarto centenario de Velázquez, ¿es el colofón de su mandato? R. No, hay otros colofones más. Es un hito importante. Durante tres años hemos trabajado a toda máquina para celebrar el cuarto centenario con una exposición maravillosa que va a colocar a Andalucía como uno de los nombres del otoño cultural en Europa. Ha tenido mucho trabajo, desde restaurar cuadros de los coetáneos de Velázquez a traer 24 obras de 11 museos del mundo. P. ¿Cuál ha sido la actitud del Ministerio de Educación y Cultura? R. Ninguna, salvo no hacer ningún homenaje. Yo le mandé al ministro un convenio y contestó que no había previsiones de nada, que lo hiciera la Junta. Esa ha sido todo la polémica. En cultura no se puede improvisar y la gran exposición será la de Andalucía. Para la Junta es un momento de su política cultural muy importante. Y lo disfrutaremos desde el uno de octubre al doce de diciembre. Nada más.Pregunta. A unos meses de que se agote la legislatura ¿ha cumplido todos los objetivos que se planteó al comienzo? Respuesta. Los grandes objetivos se han cumplido. Se ha hecho el museo Picasso, se han celebrado los grandes nombres, como García Lorca y ahora Velázquez, se ha renovado el patronato de la Alhambra, aprobado la ley de Archivos, el plan de Bienes Culturales y el especial de Medina Azahara... Ha sido un esfuerzo de trabajo y mesura, de equilibrio entre todas las provincias teniendo en cuenta sus características y el gusto propio de sus públicos. Pero en cultura no se puede decir que se ha cumplido todo. Por un lado está lo que se programa y hay que cumplir pero por otro todos los días surgen cosas nuevas porque la cultura es el lugar de las iniciativas, de la libertad, de la subjetividad. No se ha cubierto todo porque siempre surge algo nuevo. Pero los grandes objetivos del programa político sí. P. Presupuestariamente ¿ha sido bien tratada o ha tenido que esforzarse para convencer a sus compañeros de gobierno para que incrementen las inversiones? R. La Consejería de Cultura ha incrementado sus recursos cada año, y algunos ejercicios ha estado en la media alta entre las consejerías que han crecido. No obstante, la política cultural tiene que abrirse pasos a codazos en materia de inversión y yo lo he hecho. He contado con la comprensión y el respaldo del presidente, Manuel Chaves. La cultura está en el tuétano de la gente. Por eso es un grandísimo error que este país haya perdido un Ministerio de Cultura. Trabajo pendiente P. Los objetivos incumplidos, ¿le gustaría llevarlos a término en otro mandato? R. No. Estoy en política por ideas, por convicciones conmigo misma, por el socialismo democrático y por lealtad a Manuel Chaves. Para mí la política no es una forma de vida. Tengo mi profesión y mi vida en otro lado. La política es trabajo, una aventura de aprendizaje como ser humano. No me planteo otra cosa que acabar mi trabajo y hacerlo bien. Me gusta caminar sin rumbo en la vida. El futuro me interesa poco y el pasado menos. Milito en el presente y no tengo más calendario que entregar la consejería en buenas condiciones. La política tiene que ser un lugar de servicio, no de oficio. A veces va en dirección contraria a tu desarrollo personal. Hay que estar en ella un tiempo, pero a este ritmo no puedo durar mucho. Me he dejado las pestañas y los tacones en estos tres años y medio. P. ¿Echa de menos su profesión? R. Echo de menos escribir. Escribir es estar en un estado de conciencia superior, pensar, enfrentarte con lo que otros han dicho respecto a lo que tú piensas. Procuro escribir. A mí no me preparan los discursos ni las intervenciones parlamentarias. Echo de menos a los alumnos. Es un privilegio tener enfrente a 300 personas jóvenes y hablarles de teoría del Estado, de la democracia y la Constitución. P. Su labor en la consejería se ha caracterizado por abrir varios frentes contra el Gobierno central. ¿Ha atacado o se ha defendido? R. Decía Spinoza que en la guerra no es lo mismo el estatuto del que ataca del que se defiende. Ha quedado claro que yo he defendido los intereses culturales de Andalucía cuando la responsabilidad la hemos compartido a medias con la Administración central, pero no he hecho política de confrontación. Yo no me invento el consejo asesor de la Alhambra sino que tengo que salir y decir que es una invasión de competencias. En mi naturaleza no está atacar. Al Gobierno le ofrecí convenios de colaboración relativos al patrimonio histórico y no contestaron; ofrecí hacer la gran exposición de Velázquez entre todos y se me dijo que no. El Gobierno de la nación carece de política cultural. ¿Alguien recuerda algún gran evento del ministerio en esta legislatura en Andalucía? ¿Dónde están sus inversiones? P. ¿Se ha sentido permanentemente atosigada desde Madrid? R. No. Atosigada no. Pero el Partido Popular tomó la decisión al principio de la legislatura de no dar a Andalucía ni agua ni sal. P. ¿Esa actitud la ha encontrado también en los Ayuntamientos andaluces gobernados por el PP? R. Con los Ayuntamientos ha sido distinto. He propuesto cosas a los alcaldes del PP y han salido adelante en Córdoba, Granada, Huelva o Sevilla. Es cierto que hemos sido nosotros quienes hemos propuesto, pero ellos han colaborado. P. Supongo que la confrontación por el control de la Alhambra la da ya por ganada. R. ¡Caso cerrado! Ha sido un sinsentido desde el principio al fin. El Gobierno andaluz no funciona reactivamente. Tanto es así que acordó reformar el patronato de la Alhambra antes de las elecciones municipales. Mucha gente no lo entendió, pero no quise hacer una reforma de acuerdo con unos resultados electorales. Así demostré que estaba ajena a cualquier trifulca política. En Madrid no han calibrado que Andalucía ya no es la del tópico, que los malagueños quieren que el museo de Bellas Artes esté en la Aduana y que en otro lugar la gente se echa a la calle para que regrese una determinada pieza artística. P. Esa defensa a ultranza de las competencias andaluzas ¿se puede entender como una actitud nacionalista? R. No, en absoluto. No soy nacionalista por principios ideológicos. Defiendo el Estado compuesto de los españoles pero no soy nacionalista. Para creer en la igualdad básica de los individuos, y luego en la interculturalidad y en el mestizaje, es necesario jugar menos a las diferencias, jugar menos con ese nacionalismo que establece diferencias. Otra cosa distinta es que yo defienda las pluralidades, pero en equidad moral y política. El socialista no puede ser nacionalista, y mucho menos de ese modo. Los andaluces tenemos un pedigrí cultural tan interesante y complejo que no necesitamos hacer andalucismo. P. Pero reconocer ese pedigrí ¿no es admitir un componente diferencial? R. Reconocer ese pedigrí es reconocer que Picasso nació en Málaga y que como le dijo una vez a Gertrude Stein para hacer cubismo hay que ser de Málaga; saber que Velázquez se forma artísticamente en Sevilla hace más de tres siglos; saber que el flamenco es una de las músicas más poderosas del mundo y que nace aquí; saber que Andalucía tiene dos premios Nobel de Literatura. Yo no busco identidades ni hechos diferenciales. La gran aportación andaluza ha sido la apertura. No le tengo que poner a Andalucía ningún ismo, no lo necesita. P. Sin embargo, desde la consejería se han avalado acontecimientos como la romería del Rocío, cuyo carácter cultural puede ser controvertido. R. El Rocío es uno de los fenómenos antropológicos y sociológicos, sobre un hecho devocional, más interesantes de los que suceden en el país. La capacidad de que dialogue la modernidad con la tradición es la gran personalidad de Andalucía. No todas las tradiciones son buenas ni hay que mantenerlas. Eso es una forma de conservadurismo social pernicioso, pero hay fenómenos que crean cultura y que avalan un millón de personas. Un gobierno que no respetara lo que hace un millón de personas estaría errando en su capacidad de entender lo que está pasando.

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