¿Se repite la historia?
Puede ser verdad que la historia como tal no se repita. Pero también lo es que un Estado puede volver a cometer el mismo error estúpido. La fuerza aérea rusa ha bombardeado la capital de la rebelde república musulmana de Chechenia. Posiblemente, con este ataque al aeropuerto de Grozni ordenado por el Kremlin se haya traspasado el límite que separa a Rusia de una segunda guerra abierta en el Cáucaso. La incursión de fundamentalistas chechenos en la vecina república de Daguestán no era todavía una guerra declarada. A pesar de la brutalidad de los combates, se trataba de la lucha del Ejército ruso contra "terroristas" venidos de fuera. Por fortuna para Moscú, la mayoría de la población daguestana no se había puesto de parte de los rebeldes chechenos. Y puede que la mayoría de los chechenos también se opusieran a las aventuras militares de sus paisanos partidarios del líder rebelde, Shamil Basáyev. Pero con cada bomba rusa caída sobre Grozni, con cada civil muerto, con cada amenaza contra su presidente elegido, los chechenos se unen más entre sí.
Naturalmente, Moscú no puede tolerar los desmanes de los guerreros de Dios de Basáyev. Naturalmente, se sospecha que sus partidarios son responsables de los atentados asesinos contra bloques de viviendas en Moscú. Ahora bien, el Cáucaso no puede pacificarse con una guerra de bombardeos según el modelo "OTAN contra Serbia". Lo que Moscú va a lograr es una mortal alianza de los bombardeados con los rebeldes. Ése es el cálculo de Basáyev, pero no lo que le interesa a Rusia.
, 24 de septiembre
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