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Pujol y Roca, reconciliación en sociedad

Francesc Valls

Passió per Catalunya, una antología de conferencias de Jordi Pujol, tiene un hueco editorial junto al Petit tractat de les grans virtuds, de André Comte-Sponville, y en una abigarrada galería de autores ilustres como Bill Gates, Joaquim Nadal, George Soros, el monje de Montserrat Agustí Altissent y el consejero de Cultura, Joan Maria Pujals. Las de Pujol son conferencias ya pronunciadas. Incluso puestas a la venta por el servicio de publicaciones de la Generalitat. Pero ayer estas conferencias congregaron un gran acto social con una guinda de excepción: reaparecía Miquel Roca, el hombre que más tiempo fue número dos y del que más tiempo se rumoreó que iba a ser número uno. Roca fue el presentador del libro en un acto con el que se selló públicamente la reconciliación entre dos hombres que jamás han estado públicamente enfrentados. En el patio de butacas, toda la plana mayor. En primera fila, grandes números pares de la lista de CiU: el dos y el cuatro -los consejeros Artur Mas y Xavier Trias-. El número ocho, Josep Antoni Duran Lleida, se quedó de pie al fondo de la sala. También había escritores: Baltasar Porcel (segunda fila) y Pere Gimferrer (al fondo). Desde el estrado, un poeta -el director editorial de Columna, Àlex Susanna- confesaba que fue el propio Pujol quien les hizo llegar los textos, a los que se dotó de un buen título, "porque un buen título es media edición vendida". A buen seguro, la publicidad televisiva que acompaña Passió per Catalunya ayudará otro tanto. "Se trata de un buen libro que nos hará bien a todos", anticipó Raimon Carrasco, presidente de la Fundación Enciclopèdia Catalana (Proa), coeditora de la obra con Columna. Pero quien más se encargó de extenderse sobre las bondades de la obra y de su autor fue Miquel Roca. El que fue secretario general de CDC quiso dejar claro públicamente que no estaba dispuesto a que se le atribuyeran veleidades con Pasqual Maragall, así que desgranó un discurso nacionalista, pujolista, en estado puro. No quedaba nada de ese Roca molesto porque durante la pasada campaña de las elecciones municipales, desde las mismas filas de CDC, se le había acusado de haber hecho una "oposición de guante blanco a los socialistas" cuando era jefe de filas de CiU en el Ayuntamiento de Barcelona. "Jordi, siempre que ellos se pelean, Cataluña paga las consecuencias", le dijo Roca al presidente catalán. ¿Quiénes son ellos? El PP y el PSOE, los aliados alternativos de Convergència i Unió. Son ellos los que quieren torpedear esa respuesta "fuerte, tranquila y orgullosa a los retos del siglo XX" que ha preparado, en palabras de Roca, Jordi Pujol. "Hay gente que incluso está dispuesta a reconocer lo que durante todo este tiempo te han negado: que eres fantástico, que lo haces muy bien, que te mereces honores y medallas, pero no quieren que prepares el futuro; son gente acostumbrada a dejar los trabajos a medio curso o a tomar vacaciones cuando no toca", sentenció Roca. "El otro día un amigo mío que no es de CiU me decía: "¿No te comprometes demasiado presentar el libro de Pujol?". Me sentiría avergonzado de mí mismo, de no comprometerme con quien ha comprometido su propia vida al servicio de la pasión por Cataluña", afirmó rotundo mientras Jordi Pujol se aprestaba a tomar la palabra. El presidente de la Generalitat se refirió a los riesgos de los libros de pensamiento y subrayó su amor por la gente, por Cataluña. "Mi vida ha estado dominada por ese amor, porque sin amor no se hace nada", explicó un Pujol que, en tono de confesión, ilustró su razonamiento narrando que hace unos días empleó 15 minutos de su tiempo en buscar una fotografía y firmarla para una joven inválida. Pero lo que más ilustró la pasión de Pujol fue la parábola del buen payés: "Cuando tenía ocho años mi abuelo me dio un pequeño terreno y yo planté patatas. Cada mañana iba a ver si crecían". Pues igual con Cataluña. Pujol quiere retirarse, ver crecer su Cataluña nacionalista igual que las patatas de cuando era niño.

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