El PP intenta anular las cuestiones internas más problemáticas hasta después de las generales
El PP intenta allanar de conflictos el camino de José María Aznar hasta las próximas elecciones generales. La dirección del partido quiere aplazar para después de esos comicios la celebración de los congresos provinciales, los que se presumen más polémicos y se relacionan con la disputada elaboración de listas. También se ha suspendido la organización de la primera gran convención ideológica sobre la Teoría del centro de Aznar, que iba a comenzar hoy en Sevilla. Y aumentan las presiones para evitar el concurso de varias listas en muchos de los cónclaves regionales convocados desde esta semana.
La dirección del PP aún aguarda que el inminente proceso de renovación de sus estructuras regionales se resuelva sin que varios candidatos se disputen el puesto de presidente del partido. Y ese objetivo es algo más que una declaración de intenciones. Se pretende que no le surjan a Aznar más problemas de los estrictamente necesarios de aquí a la primavera del 2000.Miembros del aparato nacional del PP recorren estos días España para pulsar, con el visto bueno del secretario general, Javier Arenas, los ánimos de los distintos sectores en liza. A pesar de que en algún caso las disputas han llegado a ser denunciadas públicamente, como sucede en Extremadura, o se han aplacado antes de estallar, como en Galicia, en el PP aún confían en reconducir estas crisis. Hasta el punto de que fuentes de la dirección nacional aseguraron esta semana que podrían presentar listas únicas y de consenso en territorios como Canarias, Baleares, Asturias, País Vasco, Ceuta y Melilla, donde se han vivido graves tensiones en los últimos meses.
La pugna en Extremadura es ahora la que más ocupa y preocupa. Al ex presidente del Senado, Juan Ignacio Barrero, le ha salido un competidor para el cargo de presidente regional del partido, y está dando más guerra de la esperada. El alcalde de Mérida, Pedro Acedo, en otro tiempo amigo de Barrero, se anunció antes del verano como alternativa tras el batacazo del 13-J. Acedo ha dejado clara su ambición estos días en las elecciones internas para los compromisarios del congreso regional.
En la cúpula del partido pensaban que Acedo buscaba sólo poder para situarse mejor en la nueva ejecutiva de Barrero. Se emprendieron negociaciones para contentarlo con la vicepresidencia y otros cargos para algunos de sus colaboradores. Acedo llegó a pedir, según esa versión, que el congreso provincial de Badajoz, el que más le afecta, se aplazase. Y en el PP ironizaban sobre la falta de información del rival de Barrero, desconocedor de que el partido quiere suspender no sólo el congreso de Badajoz sino todos los provinciales para después de las generales, precisamente porque se prevén más que palabras en zonas tan importantes como Guipúzcoa, Málaga, Córdoba, Granada, Almería, A Coruña, Pontevedra, Cuenca, Ciudad Real, Albacete, Girona, Santa Cruz de Tenerife...
Denuncia de coacciones
El contencioso de Extremadura está más enmarañado que nunca. Acedo ha denunciado supuestas coacciones, amenazas y métodos dictatoriales de los partidarios de Barrero para evitar una buena representación de su sector en el congreso regional. Barrero no ha aclarado lo sucedido, pero unos compromisarios de un pueblo de Cáceres (La Cumbre) han admitido que les pidió su aval en beneficio de la unidad del partido a pesar de que ya habían firmado por Acedo. Esa duplicidad es incompatible. Otras irregularidades en la elección de compromisarios han sido denunciadas en otra localidad extremeña y han forzado la repetición del proceso.
Los congresos regionales del PP empezarán este próximo fin de semana. Y el equipo de Arenas tiene unos días para evitar que se disparen listas alternativas a las oficiales, sobre todo en Canarias.Creen haber abortado esa tendencia en Asturias (donde se insinuó la competencia de un afiliado de Mieres, Zoilo González, al oficialista Ovidio Sánchez); en Baleares (donde hubo movimientos del sector afín a Gabriel Cañellas contra el bendecido Jaume Matas); en el País Vasco (donde el crítico Josetxu Aizpurua, con apoyos en La Moncloa, no ha llegado a retar a Carlos Iturgaiz); en Ceuta (donde el ex presidente de la ciudad, Jesús Fortes, dará el relevo a Pedro Gordillo); y hasta en Melilla, donde la renuncia de Ignacio Velázquez ha disparado media docena de posibilidades de liderazgo. Canarias sigue siendo un mundo aparte. La dirección del PP creía haber resuelto la crisis desatada tras las denuncias de corrupción de su ex presidente en Tenerife, Francisco de la Barrera. El ex presidente regional, José Miguel Bravo de Laguna, abandonó tras el fracaso electoral y se nombró oficiosamente a José Manuel Soria, alcalde de Las Palmas. Los críticos de Tenerife, encabezados por Ignacio González, coordinador regional, han llegado a proponer el retorno de Bravo.
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