Los accesos no dieron abasto ante la avalancha de miles de vehículos
Muchos aficionados se han pasado gran parte del fin de semana en su propio coche. Fueron los ilusos que, queriendo disfrutar unas horas del Mundial de motos, decidieron acudir en automóvil al circuito Ricardo Tormo de Cheste, a unos 40 kilómetros de Valencia. Y allí dentro pasaron la mañana y la tarde: en su coche. Tanto el sábado, segundo día de entrenamientos de los grandes del motociclismo, como ayer domingo. Bajo un calor sofocante, el sábado; lloviendo, ayer. La caravana de coches para acceder al recinto empezaba unos 8 kilómetros antes. Y ese trecho se hizo inacabable.Miles de coches y miles de motos, éstas pasando por los laterales de la calzada. Las señales eran escasas e imprecisas. Se podía intuir que se acercaba el destino porque el tráfico se hacía más espeso y porque seguía al hormiguero de coches y a la barahúnda de motocicletas. Pero no se podía saber la distancia: no estaba en ningún momento indicada. Las carreteras, además, eran muy estrechas.
Muchos desistieron y regresaron por donde habían venido, aprovechando los cambios de sentido. Otros, los más insistentes, decidieron acceder a la hora que fuese al circuito. Cuando lo hicieron, llegó el momento de patearse los alrededores del recinto esquivando vallas que impedían el paso. Porque vallas había a porrillo: aquí van los VIPS (personalidades), aquí los de la organización, y por allá el público. Por aquí no se puede pasar y por allá tampoco: tiene que dar usted un rodeo de varios polvorientos kilómetros. Cientos de chicos y chicas de la organización a los que se les preguntaba sin esperanza: no sabían nada salvo que había que esquivar vallas, cual una gigante jaula. Vallas sí, pero no papeleras. Ni contenedores. Si el sábado las retenciones fueron considerables, ayer la persistente lluvia dificultó todavía más el acceso al circuito. Y su evacuación. Ésta fue, si cabe, todavía más complicada. A las ocho de la tarde -la prueba de 500cc, la última del día, comenzó a las 14.00- aún había gente en el recinto. El tráfico fue intenso hacia Valencia durante toda la tarde. La lluvía provocó algún accidente que agravó el caos. No hubo heridos, como sí ocurrió el sábado, cuando un joven de 26 años falleció al salirse de la vía por donde circulaba en una rotonda próxima al circuito.
Beneficios
Una vez en el circuito, la lluvía fue acogida con resignación por los miles de aficionados que se trasladaron hasta Cheste, una localidad que vivió el evento con entusiasmo. Los principales beneficiados fueron los propietarios de chiringuitos, bares y comercios, que obtuvieron pingües beneficios, informa Begoña Navarro. Algunos vecinos de Cheste también han aprovechado el campeonato para alquilar sus casas a los moteros. Por algunas viviendas se han llegado a pagar 250.000 pesetas durante estos días.
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