"Madrid le debe una calle al escritor Vicente Blasco Ibáñez"
Bucear en los archivos para rescatar la memoria y frenar el olvido. Ésa es la tarea que se ha impuesto el periodista y escritor Federico Utrera (Almería, 1963), con un objetivo: recuperar la figura del escritor valenciano Vicente Blasco Ibáñez en la época en que fue parlamentario en el palacio de la carrera de San Jerónimo y vecino de la villa y corte entre 1898 y 1908. El resultado se plasma en el libro ¡Diputado Blasco Ibáñez! (editorial HMR). Pregunta. ¿Por qué eligió ese tema?Respuesta.Me encandilé con Blasco Ibáñez cuando estaba preparando un libro anterior sobre Colombine, la primera mujer periodista que hubo en España. Ella, cuyo nombre era Carmen Burgos, fue más que amiga de Vicente Blasco Ibáñez. Ambos compartían tertulia con personajes de la época como el escultor Mariano Benlliure y el pintor Joaquín Sorolla. Al indagar en todo aquello, vi que se sabía muy poco sobre el escritor en la década en la que vivió en Madrid. Era una zona muy oscura de su biografía, porque había muy pocos testimonios.
P.Y usted, que es cronista parlamentario, recurrió entonces al diario de sesiones.
R.Sí. En las recopilaciones queda claro que el diputado republicano Blasco Ibáñez fue un francotirador. Le respetaban bastante porque hablaba claro. Defendió causas muy adelantadas para aquellos tiempos, como el antibelicismo y la libertad de cátedra, que entonces no estaba reconocida. También arremetió contra la censura, que era legal, e hizo una defensa portentosa de la libertad de expresión. Sus intervenciones constituían casi piezas de teatro. Era un orador magnífico.
P. En una época en la que la oratoria era la principal virtud parlamentaria. R. Sí. Eso se ha perdido ahora. Las intervenciones de los diputados están plagadas de números y de tecnicismos. La especialización ha matado a la oratoria. Además, los artistas y los intelectuales han huido del Congreso. P.¿Cómo ha evolucionado la figura del autor de La Barraca?
R.Fue un autor enormemente popular. En el Madrid republicano, la calle de la Princesa llevaba su nombre. Sin embargo, durante el franquismo cayó un manto de silencio sobre él y su obra llegó a estar censurada. Todo eso pese a ser el escritor español más traducido después de Miguel de Cervantes.
P. Blasco Ibáñez perdió una calle con su nombre hace 60 años. ¿Cree que Madrid le debe un homenaje?
R. Sí. De entrada, el Ayuntamiento tendría que otorgar su nombre a una calle. La ciudad de Madrid se la debe por ser buen escritor y por sentir una auténtica devoción por esta urbe. Ambientó en ella una novela, La horda, un relato sobre los bajos fondos. Tras su inclusión en el callejero podría comenzar el rescate de su figura, tarea de justicia en la que debería participar el Ateneo.
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