Joan Potau estrena su primer filme, un cuento mediterráneo con la Barceloneta como decorado
Creativo, guionista, actor y, ahora, director. Joan Potau está exultante. Su primera película, No respires. El amor está en el aire, llega a los cines -el 22 de septiembre se estrena en Barcelona y el día siguiente en Madrid- y ya ha empezado a rodar la segunda, San Bernardo. Dice Potau de su ópera prima que es un "cuento que bordea la realidad". Como decorado, el Mediterráneo, y más concretamente el barrio de la Barceloneta, que inspiró al cineasta para escribir la historia. Encabezan el reparto Óscar Ladoire, Carlos Fuentes, Leonor Watling y Ana Risueño.
Cuenta Potau -que ayer presentó su filme en Barcelona con varios de los actores del elenco- que durante muchos años mantuvo una simple relación de usuario con el barrio de pescadores de Barcelona. "Iba, de vez en cuando, a comerme una paella en los restaurantes de la fachada marítima", especifica. Pero un buen día se perdió por las intrincadas callejuelas salpicadas de ropa tendida, habitadas por gentes que conversan al fresco sentadas en las aceras, mujeres que cosen frente a los portales de sus casas, niños que juegan a la pelota... Y ese ambiente le inspiró el asunto de No respires. El amor está en el aire. El barrio lo sedujo hasta el extremo de que acabó comprándose un piso allí. Como le sucedió a Potau en la realidad, Tomás (Óscar Ladoire), en la ficción, llega a la Barceloneta -en el filme no se identifica el lugar, puede ser cualquier punto del Mediterráneo- y el descubrimiento cambia su vida. Arruinado y al borde del suicidio, se topa con Tito (Carlos Fuentes), que sufre mal de amores por culpa de Muriel (Leonor Watling). Tomás y Tito hacen buenas migas y éste introduce al forastero en su estrafalario mundo, donde moran su padre, Jesús (José Luis López Vázquez); su madre, Lidia (Andrea Ferreol); su hermano Bernardo (Ángel Alcázar); su cuñada Julia (Carmen Elías), y la benjamina, Magda (Ana Risueño). Los actores Potau habla de No respires. El amor está en el aire como de un filme "coral" y se declara "totalmente enamorado" de sus actores. A su juicio, es imprescindible que el director cuente con la complicidad de los actores para explicar una historia y que éstos jueguen con ella. "El guión es solamente un borrador; la película empieza a vivir cuando los actores entran en ella", señala el cineasta. En este caso, asegura, así ha sucedido. "Son más guapos que la media, y eso es muy importante", bromea el cineasta en alusión a los actores. Ellos le devuelven el piropo con creces. "Trabajar con Potau te alimenta el ego. Lo malo es cuando tienes que rodar con otro. El único consuelo es llamarlo por teléfono de vez en cuando para que siga animándote", apunta Ana Risueño. Los protagonistas, aconsejados por el director, prepararon sus personajes a base de deambular por la Barceloneta. "Me encontré como oliendo el ambiente", relata Carmen Elías. Y Leonor Watling apostilla: "Cuando Potau me dijo: "Lo más importante para entrar en tu papel es que pasees por el barrio", pensé: "Caramba. El método Stanislavsky a tomar por el saco. Y sin embargo, tenía razón. Todo está en la calle. Esa sensación de libertad, ese ambiente como de pueblo, ha entrado en la película". Óscar Ladoire revive su primer contacto con el barrio marítimo barcelonés y los días del rodaje: "Fue un verdadero placer comprobar que existe aún un reducto como la Barceloneta, donde lo importante son las personas. Y poderte impregnar, casi de un modo camaleónico, de los hábitos de los vecinos. Vestirte un bañador y una camiseta, y calzarte las chanclas para cruzar al mar y darte un chapuzón. Así era el rodaje". Potau, con una larga trayectoria como guionista -ganó en 1991 un Goya por la adaptación de El rey pasmado y ha escrito guiones de producciones de mérito, como A los que aman, de Isabel Coixet, y Bwana, de Imanol Uribe-, repite protagonista, Ana Risueño, en su segunda película, que estos días rueda en Madrid. No descarta el director poder contar en el futuro con el mismo reparto que ha hecho posible No respires. El amor está en el aire. "Si consigo rodar otro filme, sé seguro que repetiré. Si te entiendes con determinados actores, volver a buscarlos es muy lógico y sanísimo", asegura.
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