El Unicaja se afirma

El Caja San Fernando tendrá que esperar otra semana para puntuar en la Liga ACB. Ayer cayó, deslavazado y agónico, en el Palacio de los Deportes Ciudad de Málaga (65-59) ante el juego sólido y elaborado del nuevo Unicaja de Maljkovic.El equipo malagueño llevaba un par de temporadas tratando de saltar de la categoría de equipo humilde, de cantera, a la de conjunto grande. Este puede ser su año. Empezó con un traspiés ante el Barcelona, pero el trabajo del mítico entrenador serbio con una plantilla reforzada, por fin, con fichajes efectivos, ha empezado a rentar, y puede proporcionar muchas alegrías a la afición. El nuevo Unicaja defiende a muerte. Ayer, la zona era una cámara sellada para el Caja San Fernando. Los sevillanos sólo pudieron internarse con éxito en siete ocasiones a lo largo de todo el partido. El resto de sus avances en el marcador se produjeron merced a los aciertos en tiros de tres. Encestaron en 13 ocasiones, y eso les permitió maquillar el resultado final.

El Unicaja, en cambio, trabajó con seguridad y solidez desde el principio. El juego tardó en calentarse. Maljkovic apostó primero por Jesús Lázaro para dirigir el equipo, y los primeros minutos consistieron en un intercambio plano de canastas. El Caja incluso se puso por delante en dos ocasiones.

El juego resultaba extenuante, duro, lento. Maljkovic decidió dar descanso a Lázaro y entró en el campo Jaumin. Éste imprimió velocidad al movimiento del balón en los ataques. Buscó los huecos, ordenó la zona. El Unicaja lograba meterse debajo del aro mientras que el Caja San Fernando se veía obligado a intentar sólo tiros de tres.

El Caja se replegó en torno a Turner, pero el base sevillano no tuvo ayer su mejor tarde. Se le vio impotente para zafarse del trabajo de los malagueños en defensa, y se desfondó pronto. Logró 12 puntos, un saldo bastante alejado de sus registros habituales.

En la segunda parte, Imbroda lo sustituyó por el base nacional Corrales, que cuajó una buena actuación y trató de acortar las distancias en el marcador con tres triples impecables. Pero fue en vano. El Unicaja logró lo que no había conseguido en la primera parte: reaccionar con rapidez en los contraataques. Y sentó las diferencias.

Los sevillanos entregaron las armas mucho antes del final del partido. Perdían fuelle y trataban de remendar su falta de empuje con tiros exteriores. Anotaron 21 de los 27 puntos del parcial a fuerza de triples, pero fue en vano.

El último tramo del partido perdió brillantez porque el Unicaja, que se sabía superior, se relajó y cayó en los fallos típicos de la falta de concentración: nadie para capturar un rebote (tampoco los capturaba nadie del Caja), pases al aire y tiros forzados. Pero no se llegó a sufrir por el resultado del encuentro. No hubo brillantez, pero sí se vio un trabajo disciplinado y efectivo y un equipo consistente.