Indonesia, un gigante con pies de barro

Indonesia es una de las naciones más pobladas del planeta. Con sus 204 millones de habitantes sólo se ve superada por China, India y Estados Unidos. Pero su economía se ha resentido gravemente a raíz de la crisis financiera que ha azotado al continante asiático en los dos últimos años. El país, con una renta per cápita de 4,6 millones de rupias, equivalentes a unas 90.000 pesetas anuales, se mantiene a unos niveles medios dentro de su área, aunque algunas zonas bajo su control, como la de Timor Oriental, en donde se ha producido un gran choque de violencia entre partidarios de la independencia y contrarios a ella, se encuentran entre las más pobres del mundo.

Sus ventas al exterior totalizan 53.500 millones de dólares anuales, frente a unas importaciones de 41.700 millones, unas cifras muy por debajo de las de Hong Kong, que, con casi siete millones de habitantes, cuenta con un comercio exterior de 130.000 millones de dólares.

Con una caída del 13,2% en su producto interior bruto (PIB), una inflación del 24,5% y una tasa de desempleo del 5,4%, el país, formado por una multitud de islas con razas y religiones diferentes, ha sufrido una violenta convulsión social que terminó con apartar del poder político al general Suharto, verdadero amo y señor del país, al que dominó mediante el terror tras derrocar a Sukarno en un golpe militar cruento que costó la vida a cientos de miles de militantes del partido comunista (prochino).

El actual presidente de Indonesia, Yusuf Habibie, es considerado por los observadores internaciones como el heredero natural de Suharto, cuya familia sigue controlando los resortes económicos del país, a pesar del desmantelamiento formal de sus sociedades a que fue obligada por el Fondo Monetario Internacional como condición previa ineludible a la recepción de ayudas financieras para paliar los efectos de la crisis.