Cambio de criterio

La reacción de la Bolsa de Nueva York, que valoró positivamente el descenso del desempleo y la creación de puestos de trabajo en Estados Unidos, sirvió ayer de válvula de escape a los mercados de valores europeos, que, sin comerlo ni beberlo, se encontraron con el horizonte despejado y los inversores ávidos de ganancias. Todos los problemas quedaron atrás y nadie preguntaba por qué unos datos que hasta ahora habían hecho caer las bolsas -la creación de empleo se ha considerado siempre inflacionista- ahora son bien recibidos.

La Bolsa de Nueva York se mantuvo durante toda la jornada con una subida de más de 200 puntos, en torno al 2%, y los mercados europeos superaron esa cifra con limpieza. Nueva York cerró en 11.078,40 puntos, con una ganancia de 235,20 (2,17%).

La Bolsa de Madrid subió el 2,21% (19,29 puntos), que, pese a ser la sexta subida en importancia en este año, no pueden impedir que la semana resulte negativa. El índice madrileño pierde en estas cinco últimas sesiones el 0,92%. Estos datos indican que se ha entrado en una fase de actividad convulsiva provocada por el temor a una nueva subida de los tipos de interés en Estados Unidos. La Bolsa de Nueva York había caído un 4% entre el 24 de agosto y el pasado jueves, a pesar de que supuestamente se había descontado el repunte de los tipos de interés.

La contratación en el mercado continuo fue de 178.752 millones de pesetas efectivas, 1.074,32 millones de euros, de los que una buena parte se negociaba al calor de las subidas de los índices estadounidenses.

La rentabilidad de la deuda también disfrutó de este descenso de la tensión en las bolsas y caía hasta el 5,19% desde el 5,26% del día anterior.

Los operadores, perplejos ante estas reacciones, tan sólo constataban que el ritmo del negocio había aumentado respecto de las jornadas anteriores y que justificaba algunas subidas que se esperaban desde algún tiempo atrás.