PSC e Iniciativa-Verds ultiman un acuerdo para ir juntos en Tarragona, Lleida y Girona

Las cúpulas del PSC y de Iniciativa-Verds (IC-V) han negociado contrarreloj durante la última semana la presentación conjunta de sus candidaturas en las provincias de Lleida, Girona y Tarragona, en un esfuerzo para poner en juego todas sus bazas en los feudos de CiU. Anoche se daba el acuerdo por hecho, pendiente de ratificación por los órganos máximos de dirección. El plazo para presentar coaliciones electorales, que es la forma legal que deberían adoptar estas candidaturas, expira el 3 de septiembre. Eso significa que las decisiones correspondientes debe ser ratificadas entre hoy y mañana.

Iniciativa per Catalunya alcanzó el 11% de los votos en las pasadas elecciones autonómicas pero, como le había pasado ya en las anteriores, no obtuvo ningún diputado en las provincias de Lleida y Girona porque en ellas hay muy pocos escaños. Eso supuso que en Lleida se perdieron para la izquierda el 4,16% de los votos. Y el 4,01% en Girona. En total, unos 20.000 votos. Hay que llegar al 6,5% en esas provincias para conseguir por lo menos un diputado. El sistema electoral castiga a los partidos menos votados. Hace más de dos años comenzó a hablarse de la posibilidad de una candidatura conjunta de las fuerzas progresistas para articular una propuesta ganadora frente a CiU. La posibilidad de un acuerdo parcial entre PSC e IC, que comprendiera unir sus listas en estas provincias, fue defendida desde el principio por algunos dirigentes de ambos partidos. Pero estaban en minoría. Efecto multiplicador El anuncio realizado el 24 de julio por Pasqual Maragall de que la coalición de centroizquierda que pretendía encabezar se reduciría al PSC y las Plataformas de Ciutadans pel Canvi desilusionó a algunos sectores de opinión progresista. En particular en las zonas de Cataluña donde la fuerza electoral de CiU está más consolidada. Estos sectores han sostenido siempre, además, que un acuerdo de este tipo tendría efecto multiplicador y reduciría la abstención de izquierdas. Miembros de Ciutadans pel Canvi de Girona han presionado desde entonces para alcanzar un acuerdo entre PSC e IC. Algunos incluso han adelantado que sólo participarán en la campaña si hay candidatura conjunta. Unos primeros contactos muy discretos entre Maragall y Rafael Ribó, presidente de IC, dieron paso la semana pasada a conversaciones exploratorias entre dirigentes de ambos partidos, en las que intervinieron directamente el primer secretario del PSC, Narcís Serra, y el vicepresidente de Iniciativa, Joan Saura. La Comisión Permanente de Iniciativa-Verds estaba reunida anoche para tratar esta cuestión, que fue ya abordada el lunes por los secretariados del PSC y de la propia Iniciativa. Eso no quiere decir que ayer se hubieran superado todos los obstáculos. Los hay, por lo menos de dos tipos. Uno de ellos es que a pesar de que también Maragall quiere conseguir la suma de votos de los dos partidos en estas provincias, le preocupa que ello pueda desvirtuar su oferta política. "Estamos interesados en poder contar con esta sensibilidad", dijo ayer uno de los colaboradores de Maragall "pero no queremos que eso nos impida lanzar una oferta de centro-izquierda". El otro tipo de dificultades está en la confección de las candidaturas. En este caso son los aparatos provinciales del PSC los más reacios. Manuel Nadal, primer secretario del PSC, negó ayer rotundamente a este diario que hubiera negociación alguna. También en Lleida ha provocado reticencias en el PSC el posible acuerdo entre ambos partidos. En este caso las dificultades provienen del encaje de los candidatos en la lista, cuya composición fue adelantada ya el sábado por la federación leridana del PSC como propuesta definitiva. Las organizaciones del PSC han hecho públicas en los últimos días propuestas de candidatura que, en general, muestran una escasa predisposición a la renovación y la apertura que Maragall reclama a su partido.