Pancorbo y Viciosa se pierden en la final más larga
En cuanto bajó el calor subió la velocidad. Y en cuanto bajó la distancia, del 10.000 metros al 5.000, se voló. En el 1.500 metros, Reyes Estévez se quejó de que el marroquí Adil Kaouch ayudó a Hicham el Gerruj y convirtió la carrera en la de una reunión cualquiera con liebre. Pero el español podrá decir siempre que ganó la medalla de bronce, tras el keniano Ngeny, en la mejor final de la historia a un ritmo por debajo de 3.30 minutos. Ayer, en los cinco kilómetros, sucedió lo mismo. No es que hiciera de liebre el marroquí Brahim Lahlafi para el mejor compatriota, Salah Hissou, ya bronce en Atenas en los 10.000 metros y ex plusmarquista mundial de la distancia más larga. Es que ambos hicieron una clara carrera táctica y durísima para descolgar a los kenianos, el favorito, Daniel Komen, y el nuevo en la cumbre, Benjamin Limo, que ya le ha dado más de un disgusto al casi eterno derrotado por Haile Gebreselassie. Al final, sólo se llevó el oro Hissou, pero fue una buena cura de humildad para Kenia, sólo salvada por un final extraordinario de Limo, que se llevó la plata en la misma línea de llegada ante otro atleta de origen marroquí, nacionalizado belga, Mohammed Mourhit, y desplazando a Lahlafi del podio. En una prueba de lujo, con los cuatro hombres por debajo de los 13 minutos, los dos españoles se perdieron. Manuel Pancorbo fue undécimo, a más de medio minuto, e Isaac Viciosa, 13 y antepenúltimo, a más de 50. Fue frustrante meterse en la fina para eso, sobre todo porque han sido hombres de récords y de podios y una cosa es ser derrotados por los africanos y otra quedar a años luz de ellos.
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