La HCG, o el truco del almendruco

El martes, la IAAF hizo públicos dos casos positivos en el control antidopaje. Uno es por el estimulante menor efedrina y afecta al somalí Mohamed Ibrahim Aden, corredor de 1.500 eliminado en semifinales. El otro es por gonadotrofina coriónica humana (HCG), una sustancia peculiar. Unos la toman porque es conocida como el truco del almendruco (o como despistar el uso de testosterona exógena) o como el dopaje del círculo vicioso (o cómo ya que tomo testosterona tengo que tomar también HCG y luego un poco de andrógeno por si acaso, y volvemos a empezar). El que dio positivo por HCG es el velocista nigeriano Davidson Ezinwa, un veterano atleta.Cuando un deportista se dopa con cualquier esteroide anabolizante invade con sus inyecciones, píldoras, cápsulas o parches el eje hormonal que va en el cuerpo humano desde el hipotálamo a los testículos pasando por la hipófisis. La nandrolona, testosterona o cualquier otra sustancia que tomen para mejorar su rendimiento por sus efectos anabolizantes, es decir de aumento de la musculatura, tiene como principal efecto secundario la intromisión en el equilibrio hormonal del cuerpo, es decir, frena la producción endógena, o natural, de testosterona. Dado que la testosterona, cuya producción se ordena en el hipotálamo a través de la LH (hormona luteinizante), se fabrica en los testículos, éstos, inactivos por tanto, se reducen en tamaño, se quedan como huesos de aceituna. ¿Solución para el engorro, que, además de a la masculinidad del sujeto, afecta a la capacidad reproductora del deportista? Sencillo: tomemos algo que estimule a la LH para que la cadena productiva de la testosterona no se interrumpa a pesar de que haya un aporte exógeno. ¿Problema? Uno, y no pequeño. El principal efecto secundario de la HCG es que hace desarrollar grandemente las características sexuales femeninas, es decir, que le crecen las mamas. Y esto es el círculo vicioso del esteroide dependiente: para contrarrestar las secuelas feminizantes, el deportista debe tomar más hormonas androgénicas, con lo que, de rebote, inhibe la producción endógena de testosterona, con lo que, de rebote, obliga al sujeto a darle a la HCG, con lo que de rebote... Y vuelta a empezar.

La HCG también tiene utilidad aunque no se haya tomado testosterona exógena: sus efectos estimulantes del eje hormonal aceleran en cierta forma la producción de testosterona endógena, aunque la proporción con que crece no es tan espectacular como la que produce el aporte de esteroides vía inyectables.