En la altura se nota el vacío

El ruso Vyacheslaw Voronin se aprovechó del vacío de la altura. Sin Javier Sotomoyor en liza, la lotería podía tocar a cualquiera. Y fue el campeón mundial en pista cubierta este año en Maebashi (Japón), el que subió más alto. Le bastó con saltar 2,37 para hacer la diferencia, pero no pudo claramente con los 2,40, cuando el récord mundial de Javier Sotomayor está en 2,45. A pesar de todo, Voronin estuvo por encima de las previsiones en una especialidad que ha sufrido un evidente descenso en su nivel. La proliferación de controles antidopaje ha sido fundamental en el nuevo estado del salto de altura.Esta temporada, Voronnin tenía como mejor marca los 2,36 con que ganó los Mundiales bajo techo, pero al aire libre sólo había franqueado los 2,33. Era uno más en el posible reparto mientras Sotomayor se cuida la espalda, u otras cosas, en La Habana. Al menos, Voronin tiene porvenir a sus 25 años, y también las medallas de plata y bronce, el canadiense Boswell, 22, y el alemán Buss, 23.

De los otros nombres veteranos, el estadounidense Charles Austin, campeón olímpico en Atlanta, no pasó de los 2,29 en un grupo de cinco saltadores.

Voronin pasó al primer intento los 2,20, 2,29, 2,32, 2,35 y 2,37. Sólo dejó de saltar los 2,25. Boswell tuvo que trabajar muchísimo más, pues tuvo que pasar al tercer intento los 2,29 y los 2,35. Y Buss, que llevó un concurso inmaculado hasta los 2,32, saltando siempre al primer intento, falló los tres sobre 2,35. Y Sotomayor, en La Habana.