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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Gringo joven

A GEORGE Bush se le ha terminado el periodo de gracia. Recién ganado el sondeo electoral de Iowa, que le confirmó como el aspirante favorito del electorado republicano, el gobernador de Tejas e hijo del presidente del mismo nombre se las tiene que ver con las brutales realidades de la política norteamericana. "¿Consumió o no cocaína?", le preguntan allá donde va. Bush, del que hasta ahora sus compatriotas sólo conocían su telegenia, su don de gentes y su voluntad de moderar el Partido Republicano, ha trastabillado, y eso es peligroso en la política estadounidense. Primero, se negó a responder a preguntas sobre su pasada vida privada; luego, declaró no haber consumido ese estupefaciente en los últimos siete años, y cuando alguien le recordó que el presidente Bush exigía 15 años de total abstinencia a cualquier empleado de la Casa Blanca, facilitó esa última cifra.Antes de lanzarse al ruedo presidencial, Bush dudó mucho. Sabía que su confesada "juventud irresponsable" saldría a la luz y temía el daño que ello puede causar a sus hijas. Pero al final, jaleado casi universalmente, pisó la arena, y, de acuerdo con las encuestas, como favorito frente al actual vicepresidente demócrata, Al Gore, considerado por los norteamericanos como un buen gestor, pero un líder sin carisma.

De inmediato, empezaron a lloverle golpes bajos. Un prestigioso diario difundió que Bush eludió esgrimir las armas en Vietnam, utilizando las influencias de su padre para ser reclutado como piloto en la Guardia Nacional de Tejas. Bill Clinton también hizo lo posible por escapar a Vietnam, y ni siquiera prestó ningún tipo de servicio militar alternativo, pero esa conducta le fue reprochada por el padre del gobernador de Tejas en uno de los debates de la campaña de 1992. El entonces presidente Bush afirmó que ese "pecadillo" de juventud incapacitaba a Clinton como comandante de las Fuerzas Armadas de EE UU. Le han devuelto la moneda. Recién salida del caso Lewinsky, la sociedad norteamericana se interroga una vez más sobre si los ciudadanos tienen o no el derecho a conocer los antecedentes personales del político que aspira a liderarlos. Entretanto, se perfilan cada vez más las semejanzas entre Clinton y Bush. Bajo el nombre de conservadurismo con compasión, el gobernador de Tejas pretende convertir a los republicanos a una tercera vía semejante a la que Clinton impuso con tanto éxito a los demócratas.

Es algo de lo que está muy necesitado el Partido Republicano, dominado en los últimos años por el extremismo conservador. Pero Clinton y Bush también se asemejan en sus "debilidades" personales. Al político de Arkansas también le preguntaron en 1992 por su relación con las drogas, y se salió confesando que había fumado marihuana, aunque no se había tragado el humo. De momento, ahí se detienen las comparaciones. Al gobernador de Tejas le falta por probar que tiene el extraordinario estómago de hierro de Clinton. Ésa va a ser para él la principal prueba del camino del Calvario que lleva a la Casa Blanca.

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