Paquillo se pone en marcha

La marcha, modalidad que ha dado a España la mitad de las medallas conseguidas en los seis Campeonatos del Mundo disputados hasta ahora, tiene hoy, en la primera jornada, una nueva oportunidad para abrir boca. Francisco Javier Fernández, Paquillo (como se le conoce cariñosamente), la mejor baza, y Mikel Odriozola serán los dos representantes que tratarán de emular viejas gestas. Los mexicanos, tradicionales especialistas, encabezados ahora por Bernardo Segura, Daniel García y Alejandro López, y otros hispanos que han surgido en la cumbre, el ecuatoriano Jefferson Pérez y el guatemalteco Julio Martínez, serán los grandes rivales a batir, junto al ruso Ilya Markov. Fernández, de 22 años, es la última joya de la prolífica e inagotable marcha española. Además, una variante magnífica en la extensión de la modalidad por todo el territorio nacional. Hace ya años que Cataluña dejó de ser la única cantera. Manuel Alcalde, marchador que no pudo brillar a la sombre de las primeras estrellas, José Marín y Jordi Llopart, reclutó en Guadix un grupo de chavales entre los que estaba Paquillo. Sólo tenía 10 años de edad y era el año 1987. Prometía y los frutos llegaron a gran nivel en 1995. Entonces se proclamó subcampeón de Europa júnior en los 10 kilómetros y fue el comienzo de su asentamiento entre los mejores año a año. Uno más tarde fue campeón mundial en la misma categoría juvenil, en Sydney, y en 1997 campeón de Europa sub 23, ya en los 20 kilómetros, donde el año pasado, definitivamente entre los grandes, ganó la Copa de Europa y la medalla de bronce en los Campeonatos de Europa de Budapest. Se ha entrenado en la altitud de Sierra Nevada, a 2.500 metros, para aumentar la resistencia y también en su Guadix natal, a 1.000, para no olvidar el calor, un condicionante importante en la prueba, que se disputará a partir de las 18.45. Por eso, y por su humildad, aunque se encuentra en gran forma tras hacerse 150 kilómetros a la semana caminando rápido, es muy prudente al hablar de sus posibilidades. Ha subido ya al podio europeo, pero el mundial es mucho más difícil en su caso. "Voy a intentar hacerlo bien, sin obsesionarme con las medallas", ha dicho. "Si quedo entre los cinco primeros en mi debú en un Mundial ya sería un éxito personal, pero eso no quiere decir que no vaya por la medalla".Es realista, como Odriozola, al que entrena Marín, y que ha bajado de los 50 kilómetros, donde logró un magnífico cuarto puesto en los Europeos del año pasado. Su progresión ha sido magnífica y podría ser una bonita sorpresa.

La cautela de la pareja española es también porque la prueba se presenta con muchos aspirantes al podio y las descalificaciones por el eterno problema de correr, en lugar de caminar, pueden dar al traste con cualquier pronóstico. En la marcha, al revés que en las carreras, los grandes, cuando quedan fuera del podio no suelen clasificarse en los siguientes puestos de honor. Simplemente no aparecen al haber sido echados por los jueces. El ejemplo del guatemalteco Martínez, que hizo la mejor marca mundial el pasado 8 de mayo en Alemania, con 1.17.46 horas y se convirtió en un héroe nacional para un país que jamás ha brillado tan alto en deporte, es elocuente. Fue descalificado en los JJOO de Atlanta 96 y en los Mundiales de Atenas 97. Sólo ahora, el 26 de julio, terminó cuarto (1.20.58) en los Juegos Panamericanos de Winnipeg (Canadá), la referencia más reciente entre los favoritos, por detrás de los mexicanos Segura (1.20.17), García, el campeón mundial en 1997, 1.20.28, y de Pérez, oro en Atlanta, 1.20.46. El tercer mexicano, Alejandro López, hizo en la misma prueba que Martínez, en Alemania, sólo 10 segundos más. El ruso Markov llega con peor marca este año, 1.18.50, y los españoles aún más, 1.21.55, Paquillo, y 1.22.32, Odriozola. Pero son más seguros marchando y han tenido menos descalificaciones. Los Mundiales, con su tensión añadida, son especiales.