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Entrevista:NUEVO SIGLO

"No soy miedoso,soy prudente"

Su próximo proyecto ha creado tanta expectación que la única condición que pone para sentarse frente a una grabadora es que no se haga ninguna pregunta relacionada con la que será su tercera película. Ya ha trascendido que está apadrinada por el actor estadounidense Tom Cruise, que su esposa, la actriz australiana Nicole Kidman, será la protagonista; que se rodará en inglés, pero en España; que será de riguroso terror, aunque sin sangre, y que su título provisional es Los otros. El resto de detalles, él y sus productores prefieren guardárselos para el momento (publicitario) adecuado. Hasta febrero no volverá a ponerse detrás de la cámara.Pregunta. Hasta que comience a rodar, ¿cómo es su vida?

Respuesta. Estoy componiendo la música para Nadie conoce a nadie, de Mateo Gil, lo que me tendrá ocupado hasta mediados de octubre. Aparte, estoy practicando inglés. No hay más.

P. ¿El resto está controlado?

R. Sólo queda esperar. Es una de las cualidades que definen a un director: la capacidad de esperar. Haces un guión. Esperas años hasta que se rueda. Luego ruedas, lo que implica estar siempre esperando. Primero, a que se pongan las luces. Ruedas el plano, y a esperar cuatro horas más a que se vuelva a preparar todo. Luego montas. Luego el sonido. Empaquetas la película y a esperar al estreno. Seguir esperando.

P. En esa espera, y con tanta expectación, ¿no le da miedo que a la tercera venga el fracaso?

R. Eso siempre se piensa cuando abordas un proyecto. No soy miedoso, soy prudente. Procuro no confiar demasiado en mí mismo, sino trabajar y estar preparado. Contemplar todos los posibles problemas. Pero todo el que empieza un proyecto, y más de esta envergadura, confía en que va a salir bien. Eso es lo bonito y lo triste del cine: que tantos sueños se pueden ver truncados. Puedes terminar haciendo algo que no funcione. Has podido dedicarle dos años de tu vida y al final no funciona. Sí existe la sensación de que se me puede ir de las manos. Pero eso lo siento desde que me llamó José Luis Cuerda. Por eso procuro que no se me escape nada.

P. Se dice que Matrix, una de las películas más futuristas de la temporada, empieza donde terminaba Abre los ojos. ¿Es usted un visionario?

R. Hay ciertas películas que están coincidiendo con Abre los ojos. En su día la compararon con The game, Desafío total, y, en general, con los relatos de Philip K. Dick. Supongo que existe cierta obsesión por la simulación o la realidad virtual y por la conspiración. Son dos temas de final de siglo.

P. ¿Cómo va a ser el próximo siglo?

R. Nos queda por ver todo: los avances de la medicina -sobre todo en genética-, la capacidad del ser humano para crear mundos paralelos al nuestro, físicos o exclusivamente psíquicos o sensoriales. Esto va a ser clave. Sobre todo en su repercusión en la manera de ver cine o de contar historias. Se van a abrir las posibilidades de la interacción entre público y creador. Me refiero a que, si hasta ahora el cine ha sido bidimensional, cuando pase a una fase tridimensional el espectador tendrá la posibilidad de colocarse en el escenario y elegir desde qué punto de vista quiere que le cuenten la historia. Lo que no está en contra de la obra única del creador, que es, justamente, lo que se va a valorar: lo genuino.

P. ¿Cuál es su mundo paralelo?

R. Ahora son las historias que se me ocurren. Ésa es mi forma de evasión. Es como más me entretengo, como mejor empleo el tiempo. Pero hablando de mundos paralelos, y de realidad virtual. Creo que en el futuro se podrá experimentar de un modo muy real algo que en realidad no esté ocurriendo. El problema es que, teniendo en cuenta que sería una especie de droga sin efectos secundarios, el individuo puede decidir vivir constantemente una fantasía y no su realidad.

P. ¿Un orgasmo continuo?

R. Sí, permanente.

P. ¿A usted le gustaría vivir en esa situación?

R. Por supuesto que me gustaría. Sin embargo, ahora preferiero la realidad, lo que estoy viviendo. Ése es el gran dilema, porque tampoco lo he probado, no he vivido una experiencia virtual, porque no existe, la tecnología no ha avanzado lo suficiente. Pero, por supuesto, habrá que calcular los peligros que eso conlleva.

P. ¿Por qué se siente más cómodo en el terror o el suspense y no se plantea una historia de amor total como Rompiendo las olas?

R. Igual es que en todo hay una evolución y por ahora con lo que más me divierto es con el suspense y el terror. En primer lugar porque creo que el terror es lo que mejor expresa lo que quiero contar. No me atrevería a hacer una película como Rompiendo las olas, porque no creo que haya pasado todas las fases necesarias para llegar a la paranoia formal que es esa película. Creo que Lars von Trier debe tener, obligadamente, un punto de locura, y no creo haber llegado a él. Locura sana, pero locura. Incluso de esa película me llaman más la atención los aspectos formales que la historia. Es el hecho de que los personajes miren a cámara o que se evidencie el acto de filmar a unos actores.

P. ¿Qué opina de esa nueva corriente cinematográfica denominada dogma?

R. Sólo he visto Los idiotas. Me gustó mucho. El decálogo me parece interesante y punto. Me parece interesante que se haga una propuesta así, pero en el propio dogma hay contradicciones que el propio Lars von Trier reconocía. Creo que incluso tiene un punto de tomadura de pelo.

P. ¿Saca ideas para sus películas de la realidad, de leer periódicos, por ejemplo?

R. Sí. De hecho, en el caso de Tesis había una noticia que tengo guardada todavía que me llamó mucho la atención. Y hace poco leí un artículo y pensé que podría ser una buena historia. En el caso de mi próxima película también hay referencias sacadas de periódicos. Pero encuentro ideas en cualquier sitio.

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