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Omagh recuerda a sus muertos entre amenazas a la paz en el Ulster

Isabel Ferrer

Omagh, la ciudad de Irlanda del Norte que hace un año vio morir a 29 personas, entre ellas a dos españoles, en un atentado que se atribuyó el IRA (Ejército Republicano Irlandés) Auténtico, mantuvo ayer un emocionado y digno silencio por ellas. A las 15.10 en punto, hora del estallido en la calle del Mercado, esa vía se convirtió en el símbolo silencioso del dolor y la serenidad de los 22.000 vecinos que recordaron a los fallecidos, y de los intentos por reactivar el estancado proceso de paz de Irlanda del Norte.

A 50 kilómetros de Omagh, en Londonderry, la escena era bien distinta. Equipos de limpieza recogían los escombros dejados la noche anterior por los choques entre manifestantes nacionalistas católicos y la policía, tras el desfile de la orden protestante de los Apprentice Boys, y que dejaron una treintena de heridos. Londonderry registró en 1969 los primeros enfrentamientos del conflicto que continúa dividiendo a Irlanda del Norte. Treinta años después, Omagh sufriría el peor atentado de los perpetrados en todo ese tiempo. En él murieron 29 personas, entre ellas dos españoles: el estudiante Fernando Blasco, de 12 años, y la monitora Rocío Abad, de 23, que participaban en un curso de inglés.Mo Mowlan, ministra británica para Irlanda del Norte, y Liz O"Donnell, secretaria de Estado irlandesa de Asuntos Exteriores, acompañaron ayer a las familias de las víctimas. Varios de los 350 heridos asistieron también en plena calle a una misa de recuerdo y reconciliación.

Aunque ese fue el acto oficial de la jornada, la ciudad honró a sus muertos durante todo el fin de semana. El sábado, las tiendas cerraron al mediodía y las familias de las víctimas se congregaron en la plaza erigida en su memoria. Poco antes había pasado el correspondiente desfile de los Apprentice Boys, que inclinaron sus banderas en señal de respeto. Después de las plegarias, 20 familiares depositaron coronas de flores en el suelo. En la biblioteca local les esperaban aquellos parientes que no tuvieron fuerzas para asistir al acto.

A los innumerables mensajes de pésame se unió ayer la repulsa de Londres y Dublín por lo ocurrido en Londonderry: ambos Ejecutivos desean reanimar el estancado proceso de paz para la provincia, y los enfrentamientos del sábado no fueron precisamente de su agrado. Mientras Omagh se dolía de sus heridas, los restos de cascotes del centenar de bombas caseras lanzadas por los nacionalistas católicos -contrarios a la marcha protestante por sus barrios- recordaban en Londonderry una noche en la que fueron destruidas al menos tres entidades bancarias y un restaurante de comida rápida.

Martin McGuinness, numero dos del Sinn Fein, brazo político del IRA y vecino de Londonderry, criticó los actos violentos y los desfiles. Mo Mowlan y Ronnie Flanagan, comisario jefe de las fuerzas del orden, se reunirán hoy para analizar la situación.

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