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Entrevista:JORDI XUCLÀSECRETARIO GENERAL DE LA JNC

"La Declaración de Barcelona, habrá que plantearla tras las generales"

Jordi Xuclà (Olot, 1973) es secretario general de la Joventut Nacionalista de Catalunya (JNC), la rama juvenil de Convergència, desde noviembre de 1998. Desde que ocupa el cargo, los cachorros de Jordi Pujol han escalado puestos en la dirección del partido y forman un equipo compacto alrededor del secretario general, Pere Esteve, y del de organización, Felip Puig. Convencido de que Cataluña algún día alcanzará la plena soberanía, confiesa que ahora no es el momento de volver a plantear la Declaración de Barcelona, pues la prioridad es ganar las elecciones. Pregunta. Al presidente de la Generalitat siempre le sale la vena más soberanista en los discursos de clausura de la escuela de verano de la JNC. Respuesta. El discurso del presidente siempre ha sido coherente y armónico y lo demostró también en Planoles cuando dibujó un panorama exacto de la situación política. Hemos vivido 19 años de despliegue autonómico y de construcción del autogobierno de Cataluña muy basado en el desarrollo del Estatuto, y después con la negociación puntual con Madrid. El resultado de todo ello es un paisaje de generalización autonómica en el cual, desde el punto de vista nacional, no nos sentimos cómodos. Se trata pues de superar la mentalidad de que Cataluña es una decimoséptima parte del Estado español para entrar en una lógica de reconocimiento de la plurinacionalidad. Nos encontramos al final de este proceso e iniciando una etapa que el presidente plantea tanto en el contexto de la JNC como en cualquier acto de CDC. P. En las reuniones de la JNC siempre reciben a Pujol al grito de "Pujol presidente, Cataluña independiente". ¿Pujol es tan soberanista como la mayoría de militantes de la JNC? R. Yo definiría Convergència como un partido que apuesta por el soberanismo gradualista, y alrededor de esta idea se reúnen muchas personas con sensibilidades y objetivos a medio y largo plazo diferentes. El presidente ha conducido el país hacia un proceso de recuperación del autogobierno y ahora tiene la generosidad de plantear el papel y el protagonismo creciente que ha de tener CDC en la definición de los horizontes de futuro, garantizando esta transformación. Tan sólo CDC diseña día a día este horizonte a medio plazo. Pujol compagina el presente y el futuro y es la garantía del cambio tranquilo. P. O sea que el objetivo final del presidente Pujol y el de la JNC es el mismo. R. Somos nacionalistas y, como tales, creemos que el objetivo final es el que decidan los ciudadanos de Cataluña. La última palabra la tienen ellos. P. ¿CDC sigue siendo un movimiento, o ya puede definirse como un partido? R. Cada vez más, militamos en un partido político que tendrá continuidad en el tiempo y que en 1994 inició un proceso para articularse y estructurarse en el futuro. Y no somos ambiguos, sino que tenemos un discurso unívoco y así lo plantearemos en la oferta electoral de las próximas elecciones: incremento del autogobierno y de la financiación para mejorar el bienestar de los ciudadanos. Y no es un discurso radical, sino una oferta programática a la que pueden apuntarse, y de hecho lo harán, muchas sensibilidades del país. P. Un partido todavía demasiado personalizado con la figura de Jordi Pujol. R. No, al contrario. Los socialistas no podrían plantear una foto como la nuestra del Horitzó 2010. Todos en CDC conducimos muy bien el relevo y la continuidad. P. ¿Y a la JNC no le resulta difícil votar a un candidato que casi les triplica en la edad? R. En absoluto y rotundamente, no. Pujol tiene una edad mental extraordinariamente joven para dar un impulso a este país y nosotros trabajamos con él e integramos este equipo que da continuidad al partido. Por ejemplo Maragall es casi de la quinta del presidente y no tiene un relevo bien estructurado. P. ¿Y Pujol sí lo tiene? R. No me haga decir nombres. P. Pero ni si quisiera se discute. R. Es que no hay que discutirlo. Lo primero es ganar las elecciones. No hay que distraerse en estos temas. P. Ustedes están obteniendo más fuerza dentro del partido. Militantes y ex militantes de la JNC rodean a toda la cúpula de Convergència. R. Es una afirmación inexacta y me niego a plantear términos de cuota o de peso. Nosotros, los más jóvenes, vivimos un dulce momento de reencuentro con los fundadores del partido y la memoria histórica es muy importante tras 25 años. Ser joven no es una garantía de nada por sí misma. No hay que valorar a las personas por su juventud, sino por su valía. P. ¿La JNC es responsable de la radicalización del discurso nacionalista de CDC, como la Declaración de Barcelona? R. Nosotros hemos viajado, dentro del partido, desde una cierta periferia al epicentro en cuanto a comodidad ideológica. Pero la Declaración de Barcelona no es una opción de radicalización, sino que es una opción avanzada de plantear una nueva etapa en cuanto a la reestructuración de la visión plurinacional del Estado y una nueva cultura política de diálogo que supere ciertos modelos caducos, como por ejemplo la negociación puntual con el Gobierno o el techo autonómico. Las propuestas de la Declaración no son radicales, sino una apuesta por el futuro. P. Parece como si se haya quedado estancada. Huyen como de la peste de ciertas fotografías con el PNV o el BNG. R. El señor Beiras [Xosé Manuel Beiras, portavoz del Bloque Nacionalista Gallego] estuvo en la escuela de verano de la JNC sin ningún tipo de problema. P. Pero no se fotografió con Jordi Pujol. R. Estuvo el sábado con el secretario general de CDC, Pere Esteve. Lo que sucede es que para nosotros lo prioritario ahora es ganar las próximas elecciones con una amplia mayoría. En cambio, para el nacionalismo vasco la prioridad es conducir lo mejor posible el proceso de pacificación. Y para el nacionalismo gallego era resolver su presencia institucional, que ahora ha salido reforzada en el poder local. Cuando completemos el ciclo de las elecciones, en otoño en el Parlament, y las generales en marzo, será el momento de volver a plantear los conceptos de fondo que se derivan de la Declaración de Barcelona. Sin mayorías absolutas en el Congreso, con los nacionalistas reforzados, podremos desplegar esta nueva cultura política. Hacerlo ahora significaría desperdiciar esfuerzos y dar bandazos sobre estos planteamientos de fondo. P. ¿No cree que ciertos planteamientos nacionalistas les separan de la gran masa del electorado? R. Cada vez más la gente sintoniza con nuestro mensaje. Tras 20 años de democracia, su perfeccionamiento ya no pasa solamente por la defensa de los derechos fundamentales y de las libertades públicas, sino por el respeto a la diferencia. Profundización democrática, y aquí seremos radicales, es por ejemplo cuando yo pido elegir entre cine en catalán o en castellano. P. Entonces, si un partido no está de acuerdo con ustedes, ¿significa que no es profundamente democrático?. R. Cuando un partido se opone a poder elegir entre cine en catalán o en castellano es que está anclado en esquemas mentales superados por los tiempos. P. ¿Su prioridad no es colocar a su gente en los mejores puestos de las listas? R. Personalmente y como organización, siempre he renunciado a la cultura del cupo porque entendemos la JNC como una escuela de formación desde un punto de vista nacionalista. En cualquier caso, Convergència conoce a la gente que estamos en la JNC y todos estamos al servicio del partido y de la coalición. El pasado 13 de junio dimos un gran salto, tanto cuantitativo como cualitativo con numerosa presencia en ayuntamientos, pero sobre todo en consejos comarcales. No fue un salto por cupo sino por el lógico desarrollo de las cosas.

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